MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

POR FIN


EL DESCANSO

Había comenzado a amanecer y algo hacía que se sintiera un cambio hasta en despertar del sol, su luz era brillante, pero no quemaba como era el día anterior. El azul del cielo era suave, el aire pasaba tiernamente y llenaba los pulmones sin que produjera toz. Los pájaros volaban tan cerca y sin miedo, que se podían tocar con las manos. El señor que diario pasaba por frente a la casa con cara de odio, arrugado el ceño y masticando en sus labios, palabras de odio y rencor, lo había saludado sonriente. La claridad de una luz, embellecía los barrios de la ladera de las montañas; no se veían latas ni cartones; los niños estaban sentados a la mesa comiendo ricos manjares y sonaba la campana invitándolos a estudiar; los padres no sentían miedo ni de balas perdidas, de violadores o traficantes. Las niñas esperaban tranquilas la hora sublime para ser madres responsables. Las calles estaban arborizadas y la frescura llegaba hasta el alma. Era el cambio esperado, antes de partir. Nadie cobra por soñar.

Alberto.



miércoles, 19 de septiembre de 2018

OPROBIO


SOLITARIA

Da grima el solo ver, la forma estúpida, inconsciente y frívola, en que se determina al anciano, en aquellas familias o círculos en que se mueve el ser cargado de años. Todos utilizan la palabra en la reunión, expresiones baladíes, temas triviales, comentarios frívolos y cuando la voz cargada de años, conocimientos, cultura y sapiencia, intenta argumentar, el ruido de las voces disonantes aumenta el decibel, para opacar despectivamente a quien antecedió a la manada de irrespetuosos, vulgares y groseros, que no atalayan que ese hombre revestido de cabellos blancos y cicatrices profundas en el rostro, caminó los senderos de la nobleza, del respeto, la cultura, contaminado de educación, en una época en que la ancianidad caminaba erguida por tapetes de respeto y admiración.
Escúchalos, generación mecida por el desprecio, la sexualidad, mentes vacías, hipócritas y enfermizas, antes que caigas al abismo, cuando ya no haya una mano sincera que te muestre la salida.

Alberto.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

EL OTRO YO


AMIGOS POR SIEMPRE

Cuando menos se pensaba, estaba ahí, hablando en forma de un ser que él amaba tanto…así, de la manera que lo había hecho el patriarca de padre, que un día partió de la querencia. Lo mejor sentarse a escucharlo, siempre agradable, pero la disertación era larga. Comenzaba siempre con un te quiero; despejaba la garganta: “Recuerda siempre el lugar de dónde vienes, agradece sin olvidar la mano que se ha extendido para brindarte ayuda en los momentos de confusión. No dejes de pensar en los maestros que un día te sacaron de la ignorancia y sí te topas con ellos, un abrazo fuerte no está por demás. No olvides a los amigos con quienes compartiste a los trompos, al pipo y cuarta, botellón y cuando alguno de ellos, te arrebató el amor de la niña escuelera, de vestido hecho de crochet que amabas en silencio. Con el correr del tiempo veo que mejoras, han dejado huella las heridas, igual, que, los instantes de regocijo. Aunque se fueron lejos los seres queridos, ni un solo día olvides las enseñanzas y una a una, ponlas en práctica, enderezarán el camino a quien se las deposites, es alargar la belleza de la honestidad.”
Cada de aquellas recomendaciones, servían de aliciente para no decaer en una lucha desigual; combatía contra una época absurda y degradante. Continuaba…él, mientras le escuchaba: “jamás olvides la honestidad en que fuiste levantado, recuerda esa frase, mejor una aguadulce en tranquilidad que una comida suculenta en zozobra. En las tardes te decían, no juegues con los sentimientos ajenos, respeta la amistad lo mismo que el amor que te brinden. Ningún vicio es respetable. Destruye a quien lo adopta y a todos alrededor, no hagas de la vida un infierno, ama sin restricción, cuando lo que haces lleva amor, jamás tendrá frustración.” Calló. Sentí que había comenzado a irse…una pequeña lágrima rodaba por la mejilla. Era mi otro yo que vino a recordarme la pureza de un ayer y el fortín de aquel hogar.   

Alberto.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

MIJO, VUSTÉ TAMPOCO SOPLA


ABANDONO DEL PASADO

Pedro y Petra, llevan muchos años de estar casados. El tiempo ha hecho que vivan como si fueran hermanos, tanto, que lo que siente el uno ya estaba dando vueltas en la cabeza del otro. Les gusta las mismas chucherías: confiticos de menta, galletas de crema, bizcochos tostados -de esos de paquete-, conos, paletas.
Se organizan los fines de semana o días festivos, para dar un paseo por la ciudad, ¡claro que no muy lejos!; sienten temor por aquello de la inseguridad. Ella, se pinta los labios con recato: un poco de rubor en las mejillas, casi imperceptible, y se acomoda su bata mientras Pedro deja ver su canicie, ya que hace tiempo botó el sombrero. Pantalón de dril y camisa blanca de cuello almidonado y listo para salir. Al pasar por la plazuela, Petra se antoja del ‘raspao’ que un vendedor callejero les ofrece. ¡‘Vusté’, siempre tan antojada! ¿No mija?. No siás tan amarrao, ole Pedro. Al escucharse, en el reloj de la iglesia, las cuatro campanadas, se toman de las manos para el regreso. Petra, mira que en una caneca de basura se ha tirado un ventilador por inservible y con marrulla de mujer, le dice: mijo, vusté tampoco sopla.  

Alberto.