A uno le suceden muchas cosas en los bellos años de la juventud. Por allá en el año de 1961 en Copacabana el pueblito en que me crié, se vivía apaciblemente, todo era calma. Me gustaba mucho ir a ver películas al teatro Gloria. Se encontraba uno con sus amigos y se divertía de lo lindo. Una que otra mirada a aquella niña que le tocaba a uno el corazón, pero que sus padres cuidaban como un tesoro y cómo era de bello ver que ella con disimulo devolvía gentilmente el requiebro, el sentimiento es difícil explicar, pero de verdad que era todo un acontecimiento y que se quedó para siempre flotando en el recuerdo y que a mi edad, depara una que otra lágrima. Los viejos somos así.
De mi casa al teatro existen unas nueve cuadras, que tenía que recorrer después de terminada la función, no siempre las noches estaban acompañadas de fulgurante luna, algunas las tenía que emprender con alocada carrera para mojarme lo menos posible. No habían para aquel entonces atracos, se encontraba en cambio muchas personas que nos daban el saludo y uno que otro borrachito que sin conocernos nos deseaban las buenas noches; había armonía entre los hombres y el respeto mutuo reinaba en el ambiente. La película comenzaba a las 8 p.m y estaba uno saliendo 11 o un poco más tarde.
Una noche salí como de costumbre y tomé el camino a mi hogar, todo hasta allí iba muy bien. Abrí la puerta, llegué hasta mi alcoba y me acosté. De pronto sentí que me pasaba por encima de la cara un animal volando, por su aleteo parecía de gran tamaño, de inmediato encendí la luz y para mi sorpresa, no había nada. Me paré de la cama, miré por debajo y nada; por los rincones y lo mismo, ningún animal y era que no tenía porque existir, no tenía por donde pasar ni por dónde salir tan fácil y rápido. Estoy muy lejos de aquel in suceso que marcó mi vida y que no conté a nadie por el temor de que me dijeran que era un mentiroso embustero o que buscaba con eso. Hoy se lo he contado a mis hijos, esposa y nietos ¿y que he logrado? unas sonrisas y nada más. Cuando recuerdo este pasaje de mi vida, me estremezco y sigue aleteando en mi interior la duda. ¿Sería un animal o algo más?...