MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

LOS CAMBIOS DEL TIEMPO


SUEÑO CUMPLIDO EN EL NIETO

Echando una mirada retrospectiva sobre el tiempo azuzando los sentidos, encuentra cuan distinto era el devenir de lo cuotidiano. El verdor matizaba el entorno, dándole nacimiento al agua procreadora de vida, sobre la copa de los árboles, las aves anidaban en un festín de trinos frugales, que el oído humano degustaba dulcemente; las semillas reventaban en los arados de tierra fértil al amparo de manos callosas y clima bonachón que sabía de siembra y de cosecha. Los astros embellecedores de la tierra, sol y luna, salían a divagar aprovechando la claridad del firmamento, cumpliendo lo establecido, el sol calentaba, la luna enamoraba.
El bautizo, era con agua y con ejemplo; el hogar estaba cimentado en normas que despejaban el camino para llegar hasta donde esperaban los derechos; la escuela era el paso al segundo cobijo y los maestros unos apóstoles paternales, continuadores de la majestuosa obra de la formación de criaturas colmadas de interrogantes, anhelos, picardías y galimatías. Al entrar al aula se topaban con el Cristo de manos abiertas y el compañerismo se sellaba unido al rezo. Al terminar la jornada estudiantil, se emprendía el regreso al refugio hogareño, en que la puerta la abría la madre con una sonrisa y un sinfín de preguntas, invitaba a la mesa en que un chocolate humeante acompañado de bizchos y quesito, recuperaban las fuerzas perdidas.
A la serenidad de ese entonces, le fueron apareciendo lápidas pustulosas que degradaron el ambiente. La mujer, signo de ternura, se lanzó a la igualdad, faltándole poco para orinar parada, la imperturbabilidad del hogar empezó la cojera y los resultados han sido funestos; a los niños futuros de la humanidad, al nacer, se les llenó de derechos, incitándolos a la rebeldía desde los balbuceos. En un rincón olvidado, yace la chancleta enderezadora de la desobediencia y forjadora de personas para construir un mundo mejor.



martes, 14 de noviembre de 2017

SE VAN MARCHANDO


ESCUDO


Da grima el ver cuantas palabras que se usaban han ido desapareciendo del habla de un pueblo parlanchín, que sí sé les tapa la boca lo hacen por el bolsillo de atrás. Un conciudadano cabizbajo, opacado, aplanado y triste, es un renegado infiltrado, al que se le deba abrir el ojo es síntoma de peligro inminente, ave de mal agüero. Ya casi no se escucha: Acurrucarse (ponerse de rodillas), agallinado (abatito de ánimo), ajualá (vehemencia a que suceda algo), Bastimento (alimento necesario para la familia) Cachar (conversar largo y muy a menudo). Así podríamos seguir hasta la madrugada (da pena porque se tienen que levantar a trabajar), sin acabar. El llamado progreso ha ido dándoles entierro de tercera y un montón de viejitos sentados en muelles poltronas, dizque grandes historiadores, entre copa y copa de vino, van recibiendo cuanta cochinada se vuelve entre el vulgo moda, aceptándolo cómo palabra castiza. El revoltijo del amigo Cervantes allá en lo desconocido, no deja dormir a san Pedro, las once mil vírgenes y cuanto pegajoso se halla colado. Lo triste es, qué esas expresiones, se van desvaneciendo como un arco iris en un pantano de olvido, algunas se salvan porque no falta un loquillo que les da cobijo resembrándola en páginas que llegan a mentes preguntonas e inquisidoras que nos las dejan morir en la indiferencia. ¡Jalar suena tan bueno!



miércoles, 8 de noviembre de 2017

Y...NO ESTABA LOCO


PASAPORTE PAISA

Desde hacía tiempo notaba que algo no estaba bien. Al despertarse sentía que la alegría de otros tiempos, no era la misma. Una fatiga le acompañaba aún sin salir el sol. Toda la noche la pasaba revolcándose sin poder conciliar el sueño, queriendo que la mente se estabilizara en algo fijo; le achacaba esa perturbación a la compulsión de ver los noticieros de la noche llenos de malas noticias, atiborrados de crímenes, desalojos, violaciones; eso lo hacía sentir en carne propia, el dolor de los personajes centrales de la barbarie de un mundo embrutecido, con el que él nunca soñó.
Un amanecer lluvioso, sintió que algo le incomodaba la espalda para recostarla sobre el colchón. Palpó con sus manos y se llenó de pánico. Se enderezó de un salto. A los lados de los pulmones, estaban saliendo unas alas fuertes iguales a las de un cóndor. En principio, sintió miedo, pero se calmó y se dijo: las voy a aprovechar para hacer un recorrido por el espacio y ver desde allí, lo que abajo es rutina.
Aguzaba la mirada sobre los barrios pobres y veía como la gente corría a la desbandada y detrás, hombres vestidos de negro con armas; recorrió unos metros y pudo ver moteles lujosos atestados de criaturas dejando su honra a alguien que acababa de salir del templo y a la dama encopetada infiel, que estaba harta del esposo. Vio también en el recorrido, que detrás del palacio de justicia, los jueces recibían los sobornos de los criminales. No quiso ver más bajezas; el espectáculo desde lo alto, era todavía más cruel. Cerró las alas…



domingo, 5 de noviembre de 2017

EN MEMORIA


MIL HISTORIA

EN LA MEMORIA
No hay poder humano que pueda detener el pensamiento. Se atraviesa el recuerdo inmisericordemente, sin importarle la afectación que causa con sus llegadas inoportunas y a las horas menos adecuadas. Se vuelve un flagelo para quienes, el transcurrir del tiempo, hace alejarse de la realidad, de esa, que aunque se vive no se comparte. Llega igual que un haz de rayos luminosos, que se propagan en el sentimiento creando imágenes algunas nítidas y otras, opacadas por el transitar del espacio que existe entre la rotación de las épocas. En un abrir y cerrar de los ojos, se encuentra divagando por los senderos del ayer; se escucha claramente el torrente de aguas al pasar por entre matojos y se observa el aletear de la mariposa al posarse sobre la roca verdosa por el lapso de antigüedad; el trino de ave policromo, se enclava por los oídos, tocando dulcemente el alma con los acordes de sinfonía celestial. Se escucha el ladrido de los perros, traídos por el viento desde la cima de la montaña, cuando van tras la presa o en la noble labor, de vigilar la paz de los amos.
La añoranza, revive esa infancia en la que a Copacabana, llegaban con altavoces carros publicitarios de dentífricos, jabones y artilugios de la efímera belleza. Los niños corríamos igual que gacelas detrás de ellos. Allí venía el cine al aire libre ¡Dicha inmaculada!
Llegaba la hora en que, desde la montaña, bajaba la sombra de la noche. Proyector mirando con su ojo de cristal hacia la pared de la Casa Consistorial que se prestaba cómo telón. Gritos, aplausos y de pronto, un silencio sepulcral; había iniciado la película. Tarzán y Chita agarrados de bejucos, viajaban con rapidez por entre la selva, para evitar que intrusos malvados asentaran los pies en la tranquilidad de la espesura. La alegría de la chiquillería se convertía en nostalgia cuando salía el malévolo letrero: fin…