MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 25 de junio de 2014

ESPINAS.


Acomodo del dolor
Se principia en el devenir de la vida embadurnado de ensueños, se vislumbran solo paisajes armoniosos, amaneceres claros en que ni una nube corroe el azul del firmamento, no se atalaya a la distancia el más mínimo nubarrón que presagie tempestad. Las noches son serenas adormecidas de clara luna adornada de luceros, que saltones llenos de coquetería, forman un refugio de amor y paz.
Los juegos alocados con melena revuelta y sudorosa de niño, no permiten sopesar los vaivenes del futuro; es allí, en ese instante, en que la placidez tiene acomodo, no importan las travesuras del pasar de los días, jamás llegan a la mente los encuentros de los hilos plateados de la vejez, mucho menos, las trampas que el destino tiene preparadas escondidas entre matorrales disfrazadas de amistad o el vértigo de “amores” trashumantes que bailan al son del sexo o, intereses recónditos de ambiciones desmedidas. Las lágrimas aún son berrinches de muchacho grosero y mimado que llora como artilugio para alcanzar la meta de sus caprichos.
La pubertad hace aparición de repente, como salteador agazapado en la penumbra y cae sobre el desconocimiento, la inmadurez y la inexperiencia igual que rayo candente dejando regado el cristal de la inocencia, que echa trisas empieza el camino entre sollozos al universo de la realidad. Mentiras, soledades, amarguras, rencores…esa amalgama de sentimientos encontrados, es la puerta que se abre para darle paso al entorno no imaginado de una existencia cruel e inhumana que no ha de encontrar retroceso, es cuando aparece el anhelo del ayer dibujado en el lienzo del recuerdo; la añoranza del pasado sobre piedras mohosas adormecidas en el agua de cristalinos riachuelos, el olor a pasado desprendido de los escaparates con el abrir crujiente de la puerta para dejar ver las mantas que cubrían los cuerpos de los padres ¡La candidez a muerto! Es hora de tomar las armas para enfrentar la realidad. Echarle mano a la personalidad adquirida a través del tiempo, esa sabia energízante tomada desde la querencia, del nutriente de la cultura.


Amor compartido
De la misma forma, de los sobrantes de la sociedad, que deben inundar de valor para enfrentar las penalidades, los desasosiegos e incredulidad que como cánceres roen a pedazos el usufructo del derecho a ser feliz a plenitud. Las espinas no tienen cabida cuando el que hacer lo sembramos de amor y creemos en nosotros. Es la mejor manera de matar la debilidad.     


miércoles, 18 de junio de 2014

SIN SERENATAS


Alegría del hogar

En la antañona Copacabana eran pocas las casas de dos pisos, éstas estaban situadas en el marco de la plaza; se veían ostentosas para aquellas calendas en que primaban los caserones de ventanas inmensas llamadas “arrodilladas”; portones macizos tallados de dos alas, amplios para que pudiera entrar la amistad; anchurosos patios empedrados en forma decorativa, en que se había enraizado mil floras de colores exóticos, encantadoras rosas que defendían su belleza con tunas hirientes, que danzaban al soplo del viento. Los corredores enladrillados eran tribunas de juegos alocados en que los niños desfogaban su fuerza vital, zigzagueando para no arrasar con los materos o el aguamanil, que adornaban el castillo de los ancestros, porque eso eran aquellas construcciones de bareque, en que la paz dormitaba, entre ensueños, honestidad y decoro. 
Aquellas casas acogedoras en que jugaban remolinos de viento con el sol abrasador, eran monumentos de la convivencia pacífica de hogares sostenidos por normas dirigidas al respeto, sin coartar la libertad de los integrantes, con énfasis en los valores morales. La armonía, era el pan cuotidiano. Por los solares entre la arboleda, se escuchaban trinos de aves migratorias, que hacían su parada para alimentarse de frutos o anidar en la espesura. Cantos variados, eran serenatas constantes en el verdor de las hojas, en las mañanas cálidas cuando en el fogón de piedras humeaba la chocolatera con aquel líquido espeso que se sorbería en unión familiar, para iniciar la jornada de un nuevo día. En esas mansiones de cobijo espiritual, iban creciendo las damitas con la pulcritud congénita de la estirpe, esperando entre tejidos y bordados de colchas, cubre lechos o manteles, aquel galán, que entre sueños había ido creando, para formar un hogar. En el descanso de madera de las amplias ventanas, acomodaba su figura retocada de discreto rubor y con el toque de una rosa coqueta entre las trenzas y aquel olor natural que exhalaba de su cuerpo, que la brisa extendía más allá.


Amanecer de junio

Cualquier noche iluminada por una luna esplendorosa y entre luceros saltones, los sonidos armoniosos de: tiple, guitarra, lira y unas voces bambuqueras; un intrépido galán llegaba hasta la ventana para obsequiarle una serenata como muestra de admiración a doncella, que por sus virtudes había entrado en su corazón.
Se derrumbaron los caserones, dejando olores ha pasado, a nobleza a música hecha poesía y las serenatas no encuentran acomodo en el vértigo de las alturas.

miércoles, 11 de junio de 2014

EN BUSCA DE QUE


Los dos hijos
La vida, no es lo que se nos quiere hacer ver, cuando aparecen comunidades de “expertos”, que toman para sí, los derroteros trazados como único camino que lleva una existencia feliz. Seguirlos, es llenarse de dudas y contradicciones, que sólo consigue que lo hermoso, se cargue de fealdad y como consecuencia de culpabilidades.
Llegamos al mundo, completamente libres. Esa alegría dura poco. Van apareciendo sucesivamente normas y derechos inventados para castrar la alegría del disfrute pleno que brinda la conciencia, quien en verdad es, la que debe regir cada actitud emprendida. Los animales disfrutan a plenitud del espacio en que actúan, pues están libres de ataduras, de “leyes” contradictorias garrapateadas en hojas lanzadas al viento, para pescar incautos; ellos, encuentran el gozo en la simplicidad del ambiente de la coexistencia pacífica del entorno y el disfrute máximo en los encantos que brinda la naturaleza. Con todos los siglos transcurridos en la “evolución” del mundo, permanece intacto su arquetipo original, sin que nada ni nadie cambie con modas estrafalarias de corta duración, la felicidad genética que conserva desde la creación del universo.
El hombre en cambio, es una veleta, inconstante y mudable. Gira al soplo del viento más suave, cambia de dirección al menor tropiezo, engreído e incostante. Vive alerta a cuanto comentario que conlleve a cambio de actitud y personalidad. La principal menta, es llegar a ser poderoso, sin importar el cómo; deja regado a su paso el bienestar de los demás, para lograr sus ambiciones. Los poderosos de los medios, lanzan una figura estéticamente bien lograda, que ha de ser el modelo a seguir y de aquella belleza natural regalada por la creación desaparece por encanto en los quirófanos. Las palabras: bondad, sencillez y humildad, perdieron sus encantos, son cambiadas por rebeldía, riqueza y poder como único camino al triunfo, el que se aparte, es un desadaptado en un mundo ilógico y voraz; con la pérdida de valores y de metas altruistas, el panorama se volvió desgarrador con entes frustrados, que llenan los vacíos con droga e infidelidad. Las calles se convirtieron en refugios de soledades, de tristezas, amarguras e incomprensión.


La Familia
Lo que se sale de lo natural, es el error que conlleva a la tragedia y ésta, es el camino amplio que conduce a la destrucción. La belleza del día y el descanso de la noche, no tiene cabida en un cerebro perturbado, son saetas que hieren la conciencia golpeándola constantemente hasta darle muerte y los anhelos insensatos fenecen de rodillas.    



miércoles, 4 de junio de 2014

AMOR ANTE TODO


Con Carlos Múnera
No hay nada más tedioso y frustrante que llevar a cabo una actividad para la cual no se está preparado y peor aún, no se ama. Muchas oportunidades, se llega a desempeñar labores, por el instante que se vive. No siempre es boyante. La vida es como el ascensor; a veces está arriba y en un segundo se desprende hasta el piso más bajo. Cuando la oportunidad es crítica, se busca con el desespero del náufrago, la tabla de salvación; es ahí, el momento, en que se cometen los errores que lamentamos adquiriendo estatus de frustrante. Se desea que el nuevo día no comience.
Una labor cualquiera que esta sea, se debe emprender con amor. Sí este hermoso sentimiento, se ante pone a cualquier otra sensación, los logros serán mayores y las horas pasarán igual que una exhalación de estrella fugaz. El cansancio es actitud mental ligada al desamor por lo que se realiza alejado del gusto del alma, de la aceptación de los deseos. Fracaso galopante que hiere y perturba la cavidad de los sentidos acercándolos al límite de la locura, con su terrible estela de desastres familiares, económicos y sociales. Se debe tener calma en la encrucijada para no tomar caminos equivocados, que la desesperación nos muestra como única salida, cuando en verdad, es el que conduce al abismo.
La felicidad se halla en las cosas simples del trasegar de la vida. El corazón se inunda de contento, con el abrazo de gratitud de alguien a quien te agachaste para dar; en el ir y volver del vuelo de multicolores mariposas que pronto serán remplazadas; se encuentra en las filarmónicas de bandadas de pájaros que cruzan el cielo azul; está ahí, en el reventar de los capullos de las flores de colores exóticos, en el rumor de agua cristalina que cruza por entre la hierba besando con sevicia las riveras; se puede ver al alba por encima de las montañas con los primeros rayos del sol; se siente en el llanto del niño que exhala el primer suspiro de vida y toma su mayor expresión en los brazos tiernos de una madre, que entrega todo su ser por el amor del hijo.


En el templo de San Ignacio.
Cada actitud emprendida, tiene que estar rebosante con el sentimiento intenso del ser humano que glorifica, cual es el amor. La acción más insignificante, toma el carácter de sublime ante la conciencia y se vuelve altruista ante los ojos de una sociedad enferma de valores, habida de encontrar émulos que tracen senderos amplios y acogedores. El amor, tiende el tapete para que los pies no tropiecen con los pedruscos del odio y la fraternidad encuentre albergue en lo más recóndito del alma.