MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 25 de febrero de 2009

viernes, 20 de febrero de 2009

Una que otra lágrima.

No es muy bueno vivir del recuerdo aluden muchas personas. ¿Con razón? No lo sé. Pero si no existiera el recuerdo, no podría haber historia y sin ella, ¿Qué sería del presente?. Creo que lo malo es vivir recordando un pasado melancólico y triste, eso trae frustraciones, odios e infelicidad; otro cuento muy distinto, es recordar aquel pasado que nos hizo tan felices, de sitios hermosos que recorrimos con nuestros seres querido: padres, hermanos, maestros, amigos y aquella noviesita que se quería platónicamente y que no pasó de ser un juego de niños o los arranques primarios de sexualidad.
El recuerdo se desplaza por los pueblos con su Iglesia en el centro del parque florecido, palmeras que quieren alcanzar el cielo azul; atrio que fue punto de encuentro de enamorados furtivos y en dónde muchas de las solteronas, descargaban su rencor y envidia, contra las parejas que acababan de contraer matrimonio ¿ y cómo olvidar las retretas con la banda del pueblo? Pasillos, bambucos afloraban de los instrumentos y ya cuando los músicos estaban con una copa de más, llegaban los porros, cumbias y merecumbé. ¡Eso no se puede olvidar!
Los que hoy viven el presente, mañana estarán viviendo de éste pasado y de sus ojos brotarán una que otra lágrima, no es tontería, es el recuerdo.

Esas casas de ayer.

Los que andamos ya pasaditos de años se nos hace difícil aceptar las construcciones de los hogares de hoy. Entrar a una casa tan pequeña, nos deprime, nos parece que nos vamos a ahogar por la falta de aire y de inmediato, nos trasladamos al pasado y recordamos aquellos caserones en donde jugábamos a nuestras anchas: chucha, escondidijos, pelota envenenada y tantos otros juegos infantiles que por gratos, no se apartan de la memoria.

La superpoblación es la directa responsable de que nos achiquitemos, porque de lo contrario no nos podríamos acomodar en este mundo y al paso que vamos en el crecimiento desmedido y sin control, tendremos que acomodarnos en otro planeta, que creo, que es lo que pretenden las potencias mundiales con sus viajes al espacio.

Es triste ver como se tiran al suelo casas que fueron monumentos de libertad, de matriarcados y patricios o por donde recorría el aire fresco si temor a golpearse, llevando en su carrera el olor a limoneros.