MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 26 de octubre de 2016

LAS CARTAS


PIDIENDO MONEDITAS

Se acabó aquel acto que abría el corazón de especulaciones, desapareció de pequeños baúles a que iban a parar los amores sencillos, anhelantes y castos, los pasos no culminan en el intrincado recinto lleno de alambres, pilas y el tintinear del aparato comunicador de telegramas a la espera de una carta que venía de un pueblo, una ciudad o un país allende de las fronteras al que un día había marchado un ser querido. Es difícil olvidar la alegría inmensa del hecho de recibir entre las manos, las líneas de una caligrafía hermosa conque la pluma hería la blancura del papel, se añora irreversiblemente ese temblor que recorría las entrañas al empezar a romper el sobre. La duda asaltaba. ¿Traería en el fondo la noticia que se deseaba? Estaba todo igual a cómo la última misiva en que en reunión de toda la familia, el escrito se celebraba con alegría o llegarían malas noticias. Lo más enternecedor de aquel epistolar transcurrir de antaño, era esperar de la mujer amada el mensaje de que aún se estaba en su corazón, que pasaba horas enteras, divisando el firmamento tratando de ver más allá, que una lágrima se descolgaba al escuchar la melodía que un día los unió; bello y enternecedor era sentir sobre el inmaculado papel, el olor exclusivo de su fragancia. Aquello, era una noche de insomnio, un cabalgar sobre la especulación, un viajar hasta unos brazos morenos para reposar en la soledad. Se fueron las cartas en las manos del cartero de la destrucción del hoy, del recuerdo y el olvido. 
  

  

miércoles, 19 de octubre de 2016

CAMBIOS


LISTA PARA CAER

 Pasada la Primera Comunión se iban marchando también las almitas buenas, cuando se iba estirando el pantalón. La mente emprendía viajes cromáticos por los terrenos prohibidos de la sexualidad, pues no faltaba el condenado muchachote travieso que contara las aventuras por los barrios de la capital, en que de las casas brotaba música a toda hora, las niñas vivían escasitas de ropa y a todo el mundo sin conocerlo le decían mijo, contaba el condenado que no había pierde, pues en la puerta siempre estaba prendido un foco de color rojo, aviso de que allí, por unos pesos, unas criaturas famélicas, te mostrarían el infinito mundo de la lascivia. Las mujeres permanecían al margen, ellas, eran la virtud acrisolada.
El cambio fue rotundo. Los ancestros se tiraron por la borda; el hogar otrora sagrario iluminado por el respeto, tomó el rumbo equivocado, el tálamo permanece ocupado por amoríos resecos, que pocos momentos atrás salían de otro catre prometiendo “amor” eterno; un remedo de aquellas añoranzas en que el bombillo rojo desapareció, la música la misma, la proxeneta es la progenitora y todos felices porque han llegado a la cumbre de la liberación. ¡Son una perfecta familia moderna! 
 

miércoles, 12 de octubre de 2016

CREENCIA


LA CIUDAD POR SOBRE LOS TEJADOS.

Esas creencias ancestrales, venían arraigadas igual que lunar de familia; creo que sin quererlo, seguían el mandato hereditario de la trilogía de que estamos compuestos, unos pequeños rescoldos de brujería. Se le contaba a alguna vecina sobre un mal que aquejaba y sin pensarlo dos veces, se descargaba de remedios caseros extraídos de la naturaleza, de esas ‘matronas’ las más avezada, daban consejos con toques paranormales o invocando muchas ocasiones al más allá. Se recuerda con cierto recelo aquellos paqueticos lo más de bien prensados, eran en ocasiones en bolsas de papel vejiga en que venían los recortes de la Noel, otras, en pequeños envoltorios de periódico; la curiosidad es la madre de la pendejada, por creer era plata perdida por alguna anciana, se habría creyendo encontrar al final, unos centavos que garantizara la entrada a matiné doble el domingo. No. El hallazgo eran unas piedrecillas por cada una de las verrugas de quien las padecía y que quedaba curado cuando el entremetido las ponía al descubierto, haciéndose éste, propietario de tan incómodos y feos abultamientos en la piel. ¡Hoy sábado día de la virgen!