MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

domingo, 31 de mayo de 2009

AÑORANZAS DEL FERROCARRIL.





Fotos tomadas del periódico EL COLOMBIANO.

Somos muchos los ya entraditos en años que no podemos olvidar al tren del Ferrocarril de Antioquia. Fue una de las grandes obras de la ingeniería de su época, pero por desidia, malos manejos y errores políticos se fue al piso. Ya los que tuvimos la alegría de verlo serpentear elegantemente por rieles y polines, de escuchar a la entrada de la población el pito alegre o aquel de dolor, cuando por desgracia alguien había muerto bajo sus ruedas. Ver a lo lejos la estela de humo, que se asomaba por detrás de las cordilleras, eso llenaba de emoción a la chiquillada y daba ganancias a los mayores que se apostaban a la margen de la carrilera en la estación, para vender sus productos a los viajantes, que ávidos sacaban sus cuerpos por las ventanillas para comprar de lo ofrecido algo, ya sea para el recuerdo, para calmar el hambre o para llevar a sus familiares. El tren daba trabajo a muchas personas, como a la vez, era un medio de transporte económico, cómodo y gratificante.

Existía uno que se llamaba "el mixto", que era aquel que transportaba personas en coches de primera y segunda y al mismo tiempo llevaba carga: animales para la feria de ganado, bultos de arroz, maíz, fríjol, verduras, hortalizas y cuanto cachivache era menester transportar.

Era todo un espectáculo estar cerca de tan majestuoso vehículo. La maquina era enorme e infundía respeto y temor, sobre todo cuando el maquinista dejaba escapar el vapor, uno de niño le daba miedo y veía en ello algo cómo los monstruos de los libros de cuentos. Ese momento se quedó para siempre incrustado en el corazón y jamás dejaremos de culpar a quienes a mala hora, lo tiraron al olvido y le dieron entierro de tercera.

De aquel tiempo, queda en mi memoria un hecho doloroso. Muchos de los niños empleamos la costumbre de montarnos al tren a escondidas y viajar al municipio de Bello para ver cine y de regreso nos teníamos que arrojar del tren sin que éste parara, sólo disminuía su velocidad, lo que aprovechábamos, pero uno de mis amiguitos de escuela (Samuel Quintero), que no era muy experto, fue a caer debajo y quedó muerto en el acto. No todo en la vida es felicidad.

No quisiera morir sin verlo rodar nuevamente por entre las majestuosas montañas de Antioquia, bordeando con su cha cha cha, los ríos y, dejando en las estaciones de los pueblos capullos de rosas para que engalanen las risas de los niños y para que se acabe la nostalgia de los viejos.

jueves, 28 de mayo de 2009

ALGO SE HA PERDIDO...



CHISPAZOS.


Vivimos una época de desgreño moral. Unos folclóricamente acusan a otros, dicen estar exentos de culpabilidades; hay quienes en forma Mesiánica, expresan haber puesto en conocimiento con anterioridad el alud de desgracias que se venían encima. Se culpa a la juventud por su loca vida disipada. ¿ Serán acaso los gobiernos imperantes? Dirán tímidamente, pensadores de cafetines. Todos éstos círculos, podrán tener algo de verdad en sus comentarios y sí así fuere, quiere decir que, nadie por insignificante podrá estar fuera de culpa; tal como lo dijera Jesús: "Que tire la primera piedra, aquel que esté limpio de pecado".
No hace mucho tiempo, los profesores (cómo son denominados hoy), MAESTROS, llamados en aquellas calendas, no solo se dedicaban a abrir el entendimiento, si no, que se convertían con amor -los más importante-, en unos segundos padres. En las aulas, caminaban con parsimonia, armados de dos libritos, cuya filosofía era un gran compendio de la vida: Urbanidad de Carreño y el catecismo del Padre Astete.
Los niños, han sido y serán traviesos, pero antes, teníamos temor a Dios; la educación no nos permitía ser descorteses con los ancianos, ni con las damas y menos si estas estaban embarazadas. A Dios nos encomendábamos al iniciar el día y a Él y a la Santísima Virgen María le dedicábamos el Rosario en familia al terminar el alba. La familia se reunía en torno a la mesa a darle fin a suntuosa cena y hablar de las cosas que niños y mayores disfrutaban con una alegría no disimulada, era un contorno apasentado con amor.
Los policías, eran amigos de la cuadra, señores con respeto al ser humano, de extracción campesina, o sea, gente buena y confiable, a un pitazo suyo, huía el más peligroso de los "roba gallinas".
Aquella figura formidable, recta, intachable, que caminaba diariamente al trabajo, sin reproches, más bien, dibujada en su mirada una sonrisa, aquel dios del hogar; de ese Señor que esperábamos con ansiedad para buscar dentro de sus bolsillos algo que nos llenara de alegría el corazón, o sentarnos a escuchar sus cuentos antiguos como su rostro, surcado de caminos que conducen al señorío que dejaron los ancestros regados por pueblos y veredas. Esperábamos a ese señor que a gritos llamábamos papá, forjador de hogares y de raza, y ahora pregunto: ¿Dónde están los papás, qué se hicieron los maestros y dónde dejamos a Dios?.

domingo, 24 de mayo de 2009

PERTURBACIONES 3






la juventud es un derrochar la energía vital para con el tiempo tratar de recobrar en rezos.
A.M.V.
CONFLICTOS.
De tanto caminar queda lejos la partida,
mis sandalias comienzan a mostrar deterioro
y mi ilución ya no es la misma de la salida
cuando soñaba con selva de verde y oro.
La mocedad de fortaleza empedernida
cubrióme de ensueños los primeros pasos,
y era un ave volando sola y desprevenida
en la lontananza sin prever los zarpazos
de aguiluchos adiestrados fieramente en arremetida.
En el transcurso de la vida han quedado mis pasos
resonando como voz de hada consentida,
como canto dulce de trapiche en los ocasos,
como llanto de madre adolorida
que deja profunda huella en los primeros años.

LA MADRE DE LOS BLOG.



La muerte no es el olvido si hacemos de la vida un jardín abonado de bellos momentos, si damos de nosotros hasta el último instante lo mejor de nuestra existencia en compartir lo mejor del espíritu con los demás, de llevar enseñanzas de fraternidad a las nuevas generaciones para que ellas hagan del universo un campo abonado de paz. No podemos morir en el recuerdo de los seres vivos si hemos regado en el camino semillas: de trabajo, de honestidad, reconciliación, de lucha por la igualdad y sobre todo, AMOR. Existe la muerte física que es un proceso inevitable, por lo cual debe ser aceptado y visto como natural y cuando una persona como MARÍA AMELIA LÓPEZ, hermosa matrona que se ha ido a descansar en las alturas en dónde están las almas buenas que ocuparon estos valles, estos ríos, mares, montañas, que se fundieron con el trinar de los pájaros, que acariciaron los pétalos de la flor, que sufrieron con el dolor ajeno como propio, creo que es un pecado llorarla, más bien darle gracias a Dios, por dar al mundo personas como ella, que utilizó los medios de comunicación actuales siendo una mujer de avanzada edad, para contar sus experiencias en el transcurrir de los años que son como un brebaje dulce, para que la juventud mitigue su sed.
Dios en éstos momentos la está invitando a sentarse en su trono.

jueves, 21 de mayo de 2009

MEMO, EL QUE LE DABA LUZ AL PUEBLO.



Por allá en los años de 1945 se movía una figura pequeña como una arriera por todos los contornos del municipio. Él llevaba de los cafés cercanos, tintos, café con leche, empanadas y otros comestibles para los empleados del palacio municipal; del juzgado hacía llegar citaciones, emplazamientos; los domingos después del mercado, a él le correspondía barrer la plaza para dejarla limpia; muchas veces de la oficina de correo, se le veía salir a llevar correspondencia hasta lugares apartados. Bueno, de todo se untaba Guillermo Toro, a quien por cariño llamaban Memo el enano.
Todo aquello lo ejecutaba con suma seriedad, era su trabajo y había que cumplirlo. Era huraño, de mal genio, pero cumplidor de su deber y además no le decía no, a nada ni a nadie. La luz eléctrica para aquella época era deficiente en el poblado y se hacía iluminar las callejas y todo el entorno con unas cuchillas, que al juntarse prendían los bombillos. ¿ y quien era el encargado de éste oficio? Memo.
Cuando el sol empezaba a declinar en el poniente y las primeras sombras iban cubriendo de nostalgia los tejados de aquellos caserones y los corazones de sus habitantes, aparecía Memo con una vara de madera larga, con la que juntaba las cuchillas y la luz iluminaba tenuemente. Era simpático verlo caminar de esquina en esquina con la vara aferrada a su pequeña mano como si fuera la lanza de Don Quijote, un Quijote en miniatura.
Memo era enamoradizo y le encantaban todas las mujeres bonitas de la población y se enamoraba con facilidad, pero no le manifestaba a la agraciada sus sentimientos, era un amor de ojo o...¿Platónico?. Lo cierto era que por la mujer que le llenaba su corazón, se emborrachaba hasta quedar como una cuba, algo muy peligroso debido a que en los taburetes que se sentaba quedaba con las piernas muy lejos del suelo, a dónde casi siempre llegaba a parar. Al día siguiente se le observaba sus moretones, pero cumpliendo con sus tareas, como aquella de darle luz al pueblo y permitir que los niños jugáramos canicas hasta más tarde. ¡Gracias Memo!

lunes, 18 de mayo de 2009

EL TRANVÍA EN EL RECUERDO.






En 23 de enero de 1837 se le dio vida en la ciudad de Medellín al nuevo y moderno medio de transporte del Tranvía; para aquellas calendas fue toda una admiración en la ciudad. En sus inicios fue tirado por mulas, después en 1919 se iniciaron trabajos para extenderlo por varios lugares de la ciudad en forma eléctrica. Movieron 18.923 pasajeros por día, eso era mucha gente para una ciudad pequeña para esa época. El Tranvía fue motivador de grandes cambios en lo personal y colectivo de la Villa de la Candelaria, como también se llama a Medellín o la Tazita de Plata, por su aseo.

Mi padre, fue Motorista (que era como se le decía a quien lo conducía) vestido con quepis, que los diferenciaba y les daba un aire de elegancia. Una veces manejaba los coches rojos y otras los amarillos, que las personas llamaban los canarios. En octubre 7 de 1927 mi padre recibió de la Secretaría de Obras Públicas la aprobación para ingresar a hacer parte del nuevo transporte:

"Para su conocimiento tengo el gusto de comunicar a Ud. que por decreto No. 64 de fecha de hoy, ha sido nombrado en propiedad y desde la fecha, Motorista de 2a. clase de la Empresa del Tranvía.

Si acepta, antes de posesionarse sírvase pasar a la oficina del señor Secretario de Hacienda Municipal para convenir lo relativo a la fianza.

De Ud. atto. S.S. firma ilegible".

La patente de motorista tenía el Nro. 95 con la que manejó el Tranvía por barrios y calles de la ciudad por mucho tiempo, hasta que por cosas de la política como siempre sucede, desapareció algo tan hermoso e histórico como el Tranvía; mi padre quedó pensionado por dicha empresa hasta su muerte, sin dejar de añorar, sus coches, rieles y gentes, que llegaron a hacer sus amigos y una que otra vez confidentes.

sábado, 16 de mayo de 2009

PERTURBACIONES MENTALES 2


OTRA SOLEDAD.
No requiero del trauma de las gentes.
Necesito de la soledad
del airecillo que penetra por la ventana
del cuento de Blanca Nieves,
deseo la verdad del moribundo.
Amo el canto de las nubes
el corretear de los conejos
disfruto con tu ausencia.
El corazón se abre como una flor
al compás del amanecer,
me caliento con la tibieza de mi sangre.
No más mentira humana
que me perturba
con su calidoscópica falsedad.
Mira, me siento rey en casa humilde
cuando humildemente vivo
y trueno en un cielo quieto
y me desnudo ante la mar bravía.
¡Vete, está el sol en el poniente!
Todas estas locuras nacen de mis años mozos, cuando el sol estaba en el horizonte de la vida.

lunes, 11 de mayo de 2009

PERTURBACIONES MENTALES.



Es raro que los momentos de felicidad no traigan consigo el deleite de la poesía; solo la amargura y el dolor son inspiradores; ellos son los que perduran en nuestra memoria y los que nos maduran el carácter, pues nos acorazan el corazón para soportar el porvenir.

VIEJO

Voz cansada y minusválida
sueño cabalgante y furtivo,
arterias, huesos herrumbrosos,
cigarrillo apagado entre los dedos,
risa que solo queda en el recuerdo,
("niño") que es abuelo,
patriarca de la soledad,
caminante de sandalia rota,
tronco caído de frondoso árbol
que muere de putrefacción a la vera
de antañón sendero.
Buscador repetitivo de Cristo,
ocultador de felonías
en cajas empolvadas
tras el arrugado rostro.
Mirada inconfundible de soledad,
ojo que mira desde el balcón del recuerdo,
sexo que muere de rodillas
cataléptico de añoranzas.
Ya el amor te dice adiós...
Todos te llaman viejo.

lunes, 4 de mayo de 2009

¿A DÓNDE SE IRÍAN?
















Enclavado entre dos grandes montañas de la región antioqueña se encuentra Copacabana, sitio que le dio albergue a las travesuras de la niñez. El corazón palpita acelerado al recordar aquellas salidas estrepitosas por las puertas de la escuela a eso de las 3 y media de la tarde, sólo con el fin de que los carros de bestia, nos evitaran la larga caminada al hogar.
Los dueños de este transporte, eran todos de una misma familia. Los Montoyas. A ninguno de ellos les gustaba cargar "chinches" (niños). Cuando tratábamos de montarnos, ellos, con una soga, querían golpearnos. Pero, a un párbulo jamás se le puede derrotar. ¿Qué se hacía? En el eje que unía las dos ruedas, nos acomodábamos tres y cuatro niños que marchábamos en la misma dirección; ésto era fácil cuando el caballo marchaba a paso lento, pero si el dueño se daba cuenta y aceleraba, algunos nos caíamos y en la caída rompíamos ropa, maleta de útiles y nuestras rodillas. El cochero al vernos en el suelo, exclamaba: ¡Ahí estás bueno pendejo! Pero sí lográbamos pasar inadvertidos, eso era mucha felicidad llegar a la casa, sin maltratarnos y en poco tiempo.
Estos carros de bestia eran usados para traer la carga desde la ciudad de Medellín. No siempre eran caballos, también mulas y machos a los que sobrecargaban de manera lastimosa con bultos de papa, arroz, panela, maíz, frijol y otros comestibles de nuestra usanza. De aquellos Montoyas dueños de ese transporte, que muchos llamaban graciosamente "flota cagajón", recuerdo algunos nombres: Avaro, Félix, Zacarías, Segundo, Ramón, Germán ; todos ellos de pie descalzo, de zurriago en mano para agilizar al animal y de mulera, para evitar estropear la ropa, tampoco podía faltar el carriel, dónde guardaban el dinero ganado en su dura labor y que gastaban los domingos en las cantinas del pueblo. De aquello, sólo queda el recuerdo, que es lo único que nos acompaña y que seguirá acompañándonos como un fiel amigo y que nos dice: ¿Dónde quedó todo aquello?


viernes, 1 de mayo de 2009

MI AMADA ANTIOQUIA PARA EL MUNDO.

Este hermoso rincón de Colombia, de grandes y verdes montañas, de hombres trabajadores y honestos, de mujeres bellas y hogareñas, es el sitio que los espera para darles la bienvenida y mostrarles los misterios de un carriel, el calor de una ruana y adormecerlos con la suave melodía de un tiple; esto y mucho más, les brinda ANTIOQUIA.