MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 10 de febrero de 2016

LOS ABUELOS

En épocas pasadas, el amor por los abuelos estaba ligado con algo celestial; se veía en esos seres curtidos por el tiempo, de manos temblorosas y rostros cuarteados, el baúl de los ancestros, donde las historias apolilladas, brotaban por encanto a unos rostros de barbas bíblicas o a unas moñas blancas sostenidas por la peineta de carey. Se tocaban con la suavidad con que se acaricia la más tierna de las flores, se colocaban en el pedestal de la admiración cobijándolos con gobelinos de Persia, adquiridos con la imaginación febril de quien ama. Aquellos seres ya habían entregado sus vidas en labrar futuros, sin ahorrar ni siquiera el resplandor de una lágrima. Eran ya, la mejor obra de arte en el museo hogareño.

Descansando los años
Llegar embotado de alegría, al caserón en que permanecían los recuerdos engalanando la alcoba de los patriarcas, con colchas de retazos, cojines de seda, el majestuoso Cristo en el centro de la pared, al otro lado la virgen del Carmen y al frente la Santísima Trinidad, enmarcados en fina madera tallada con hermosos arabescos; cerca del tálamo, el nochero, cómplice de cartas amarillentas, amarradas con suave cinta roja, recuerdo vivo del lejano coqueteo. No faltan los tabacos junto al yesquero heredado de no se sabe cuántas generaciones y, colocadas en orden de milagros, las ambarinas novenas. 






miércoles, 3 de febrero de 2016

¿SERÁ?

De vez en cuando un tiempo sabático no hace daño, pero a veces lo hace posible, ver o creer, que nuestro desahogo vi vivencial, queda al desamparo y son líneas esparcidas en terreno agreste, en donde la semilla no brota y se pierde lanzada por el viento. Uno busca entre los rincones de la modernidad, una forma de revivir así sea en pequeño grado, un eslabón que una el ayer con el presente, queriendo mostrar a las generaciones actuales, la época en que lo sencillo, hizo posible vivir con mayor armonía, sin las amarguras del consumismo, en que la risa brotaba sin miedo.

Enseñando a vivir

Se capta, que las buenas intenciones no bastan, pero sé es, un cabeza dura y nada puede sacar de la mente la irracional determinación de continuar la locura de mostrar los encantos del ciclo, en que el mayor valor era la honorabilidad y el respeto por la tradición de los ancestros; la continuación del comportamiento del abolengo se hacía sin presiones, iba llegando por el corriente sanguíneo de forma paulatina, engrosando el caudal del procedimiento, cual afluente que ha recorrido por valles sagrados de probidad sobre el tálamo muelle de la inocencia de mujeres castas y fieles, entregadas por la pasión del deber cumplido, al sagrado mandato de ser procreadoras y constructoras de familia, anudadas por el lazo irrompible del amor.