Los dos hijos
La vida, no es lo que
se nos quiere hacer ver, cuando aparecen comunidades de “expertos”, que toman
para sí, los derroteros trazados como único camino que lleva una existencia
feliz. Seguirlos, es llenarse de dudas y contradicciones, que sólo consigue que
lo hermoso, se cargue de fealdad y como consecuencia de culpabilidades.
Llegamos al mundo,
completamente libres. Esa alegría dura poco. Van apareciendo sucesivamente
normas y derechos inventados para castrar la alegría del disfrute pleno que
brinda la conciencia, quien en verdad es, la que debe regir cada actitud
emprendida. Los animales disfrutan a plenitud del espacio en que actúan, pues
están libres de ataduras, de “leyes” contradictorias garrapateadas en hojas
lanzadas al viento, para pescar incautos; ellos, encuentran el gozo en la
simplicidad del ambiente de la coexistencia pacífica del entorno y el disfrute
máximo en los encantos que brinda la naturaleza. Con todos los siglos
transcurridos en la “evolución” del mundo, permanece intacto su arquetipo
original, sin que nada ni nadie cambie con modas estrafalarias de corta duración,
la felicidad genética que conserva desde la creación del universo.
El hombre en cambio, es
una veleta, inconstante y mudable. Gira al soplo del viento más suave, cambia
de dirección al menor tropiezo, engreído e incostante. Vive alerta a cuanto comentario
que conlleve a cambio de actitud y personalidad. La principal menta, es llegar
a ser poderoso, sin importar el cómo; deja regado a su paso el bienestar de los
demás, para lograr sus ambiciones. Los poderosos de los medios, lanzan una
figura estéticamente bien lograda, que ha de ser el modelo a seguir y de
aquella belleza natural regalada por la creación desaparece por encanto en los
quirófanos. Las palabras: bondad, sencillez y humildad, perdieron sus encantos,
son cambiadas por rebeldía, riqueza y poder como único camino al triunfo, el
que se aparte, es un desadaptado en un mundo ilógico y voraz; con la pérdida de
valores y de metas altruistas, el panorama se volvió desgarrador con entes
frustrados, que llenan los vacíos con droga e infidelidad. Las calles se
convirtieron en refugios de soledades, de tristezas, amarguras e incomprensión.
La Familia
Lo que se sale de lo
natural, es el error que conlleva a la tragedia y ésta, es el camino amplio que
conduce a la destrucción. La belleza del día y el descanso de la noche, no
tiene cabida en un cerebro perturbado, son saetas que hieren la conciencia
golpeándola constantemente hasta darle muerte y los anhelos insensatos fenecen
de rodillas.
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