Foto Andrés hurtado.
Desde hace mucho tiempo se realizan campañas para que la gente entienda que estamos acabando con lentitud, pero progresivamente con la naturaleza, el don hermoso que el Creador nos dio para que lo disfrutáramos a plenitud, pero sin exagerar; pasarnos de la medida es comenzar la destrucción y en estos pasos andamos ya hace mucho tiempo.
Muchas veces al caminar por la ciudad he observado que las calles del Medellín de antaño, son bellamente arborizadas, lo que conlleva a hacerme una reflexión: ¿En aquel entonces...acaso si se hablaba de ecología? O sería más bien, que era algo innato en ellos el saber que arborizar era conservar la naturaleza para un futuro mejor en bien de la sociedad y que ésto evitaría grandes tragedias o la destrucción del planeta. ¿En dónde puede estar la diferencia con las generaciones actuales?
Es crítica la situación que estamos viviendo. La prensa hablada, escrita y televisiva, no hace sino cantaletear lo que está aconteciendo en todas partes del universo con los intempestivos cambios del comportamiento climático que está generando desgracias que la tecnología no puede ni prevenir y mucho menos salvar. Las imágenes mostradas, son desgarradoras. Los países arden en voraces llamas o se ahogan en tormentosas aguas. ¿Acaso, lo dicho en libros Sagrados: "El hombre, acabará con el hombre", se ha iniciado ya? Es difícil llegar a decirlo.
Dios en su grandeza, nos dio su mejor regalo que lo es la naturaleza, no hay nada más perfecto. Está ligada cómo eslabones, que sí se revienta uno solo de ellos, los demás se desligan y su funcionamiento pierde su estructura, lo que causa descontrol. Las abejas necesitan de la flor; la flor necesita para su propagación de las abejas; es un simple ejemplo. ¡Todo es tan perfecto, que no existe algo, que no dependa del otro!
En las escuelas del pasado, los maestros "padres", se esmeraban para que los alumnos en las semanas tuvieran tardes de siembra de árboles, o cultivos de hortalizas; en pequeños lotes que llamaban "predios", con ello, inculcaban en los párvulos el amor a la naturaleza, que los niños llevarían por toda su vida, porque nunca olvidarían esos ratos agradables y sorprendentes al ver cómo una pequeña semilla, se convirtiera con el transcurrir del tiempo, en un frondoso árbol de almibarado fruto. ¿Qué pasa en la actualidad dónde se habla tanto de ecología, qué en instituciones educativas es una materia? Sé podrá decir: ¿Qué palabras sin ejemplos no conduce a nada? Puede que sea lo más cierto.
Desde hace un tiempo para acá que vivo divagando al ver cómo todo lo de antes ha ido cambiando de forma tan abrupta. La temperatura de las ciudades de Colombia son completamente diferentes a las de hace algunos años atrás; esto en lo casero, pero que decir de los polos. Han comenzado por el aumento de la temperatura, a ir lentamente descongelándose, esto conlleva a un aumento del caudal de las aguas de los ríos y por ende de los mares, ¿Entonces que pasará con ésta agua? Creo que el más bruto de los mortales sabrá imaginarse el resultado final. ¡O será que sí somos estúpidos!
Los grandes personajes del mundo que luchan por un hábitat mejor para la humanidad, han estado vaticinando que un fin no está lejano, porque los hombres no hemos querido entender la gravedad del problema. Existen personas que se pasan echando agua todo un día a su esplendoroso automóvil, porque dicen ellos: "Tenemos mucho dinero, para pagar las cuentas de los servicios", ¿Acaso sí será ésta una respuesta de una persona inteligente? Y como ellos muchos seres en la tierra, que sólo tienen cabeza para el sombrero.
Yo siento la nostalgia de ver que algo tan hermoso como la naturaleza que nos fue entregada por el Supremo Creador, se diluye como el sol en el poniente al terminar el día; que nuestros descendientes no verán la hermosura de una primavera, ni gozarán con la brisa en la pradera, ni escucharán del canto de los pájaros sobre la copa de los árboles, cómo tampoco podrán ver la luz de un nuevo amanecer.
Ay! Acaba de contribuir a mi trauma sobre el fin del mundo...
ResponderEliminarPero, la culpa solo es nuestra...
Saludos!