MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

jueves, 3 de diciembre de 2009

FELIZ NAVIDAD.


Esta es una bella época para recordar. En mi niñez, pasábamos todo un año esperando los traídos del Niño Jesús. Eran cosas simples, como simple era la vida.
En los hogares de antaño se hacían todo tipo de viandas las que llenaban el comedor que quería reventar: presas de gallina olorosas que nos hacían salir las babas, chorizos colgados cómo mártires que mirábamos de reojo sin disimular el deseo de engullir; postres, natillas, buñuelos y no podían faltar los dulces hechos de cuanta fruta puso Dios en éste paraíso. Brevas, moras, duraznos y tantos otros que decoraban el comedor con sus diferentes colores, era una policromía de amor pintada en el hogar por las manos benditas de la madre.
De aquellos traídos de Niño, no se pueden olvidar fácilmente, los carritos de madera, las pelotas de números que aún rebotan en el corazón, los soldaditos de plomo, que jamás llegaron a disparar, porque no hicieron ninguna guerra. Esa noche del 24 de diciembre era muy difícil conciliar el sueño. Al día siguiente esperábamos la salida del sol, para tirarnos a la calle a disfrutar con los amiguitos de los regalos que intercambiábamos sin egoísmo.
El cielo se iluminaba con la luz de luna llena y relucientes estrellas que se nos confundían con los globos multicolores que surcaban el espacio y que nosotros seguíamos hasta que comenzaban a descender, corríamos como venados por cuanta manga encontrábamos al paso y ya capturado lo volvíamos a lanzar, no sin antes pegarles mensajes de navidad para aquellas personas que no conocíamos, pero que eran nuestras amigas pues no había odio en nuestros corazones.

Los mayores bailaban al compás de música que alegraba el ambiente y que uno sólo sentía envidia de ver a mujeres tan hermosas que deslizaban en los brazos de la pareja; uno decía para sus adentros ¿por qué no estaré yo grande? ¿será que me falta mucho tiempo? Se cantaba y bailaba, se repartía entre los vecinos todas aquellas apetitosas comidas y manjares, así también se recibían de otras casas, era el monopolio del amor que se daba a manos llenas. No siempre todo pasado fue mejor, pero si existen diferencias. En aquellos tiempos la fraternidad era la tecnología, tecnología que hoy nos separa.
En nuestra cultura reinaba para la época de navidad el pesebre que se hacía en unión de toda la familia. Los había de mucha pompa y aquellos sencillos, con José y María, el burro y el buey, las ovejas, patos, gallinas y hasta micos; lo que me parecía raro era que los personajes eran más grandes que las casas, pero que importaba eso, era ver al Niño Jesús recién nacido lo que llenaba nuestros corazones de felicidad. Nos pasábamos por todas las casas rezando la novena y cantando villancicos que acompanábamos con el trinar de unos pajaritos que vendían en el comercio que llenábamos de agua y emitía el mismo sonido. ¡Qué tiempos!

Hoy no quiero pasar esta oportunidad para desearles a todo aquel que lea esta página, una feliz navidad y año nuevo lleno de ventura, especialmente a mis grandes amigas: Venus, que desde su México natal ha seguido pendiente de mis RECUERDOS, a su hermosa hija y a toda su familia; a Lola, que desde la Madre Patria, le ha dado por embadurnarse de mis pensamientos que no quieren dejar morir el pasado, para su hijo y familia un estrecho abrazo y que sepan que en Colombia hay alguien que los quiere.
Alberto.

2 comentarios:

  1. Muchisimas gracias Don Alberto, por esos recuerdos tan suyos, que de solo imaginarlos ya se han vuelto parte de mi propio pasado.

    Gracias a usted también por estar al pendiente de mi historia.

    Todo mi cariño y mis bendiciones, desde México, hasta Colombia....

    ResponderEliminar
  2. Muchisimas gracias por esas felicitaciones, a mi hijo tambien intentare que pueda disfrutar de la vida de igual manera que usted la disfrutó de pequeño.
    Que bonitos recuerdos, sin egoismo, cuando uno es niño todo lo ve más grande, pero su corazón sigue siendo el más grande.
    Un saludo desde la madre patria.

    ResponderEliminar