Se hace la vida llena de alegría al recordar con amor, todo aquello bello que ha trascurrido durante nuestra existencia. Sí me recuerdas, es porque me haz amado. ¡Cuan grande es recordar y que triste es el olvido!
viernes, 16 de octubre de 2020
lunes, 12 de octubre de 2020
Quién se mete a hablar del pretérito, se le va observando como amante de los cavernícolas, a alguien qué en el tiempo de las grutas volaba encima de un Ornitisquio (dinosaurio volador), es cómo dicen las gentes cachet, “pasados de moda”. Pero no hay tal. Eso de sacar a desempolvar el ayer, es verdaderamente agradable, convierte al explorador en un extraño ser que aun ejecuta la gratitud, una virtud desaparecida del contexto social; también tiene el encanto del minero aurífero, al menear la batea y ver en el fondo la chispa del anhelado oro. Por eso y otras cosas, es que hace el recordar, una alegría indescriptible, aunque por instantes se revuelva con alguna lágrima; sé sabe que son muchos de los que no entienden nada de ese ayer, y saltan de felicidad al ver medio escondido, algo que toca la fibra de sus ancestros, por eso, es grato ser contador de vivencias, limpiador de anaqueles en que reposan escondidos librejos de lomos raídos por el contacto de manos callosas, trato brusco de niños ávidos de saber o de dedos delicados de esbeltas mujeres apasionadas por el parnaso en que se agita el corazón.