MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

martes, 19 de enero de 2010

DEMOS UNA OJEADA.


fotos Carlos Munera.
No había lugar comercial en que no estuviera colgado este cuadro para mostrar a los clientes que el propietario, no estaba dispuesto a fiar, pues no era buen negocio. El flaco, mostraba hasta donde lo había llevado su ingenuidad, estaba quebrado. En cambio el que vendió al contado, era rozagante, imponente y triunfador. Creo que ya es muy poco el que lo exhibe por el temor de que le digan que está pasado de moda.

Colombia tiene cómo patrono al Corazón de Jesús desde hace mucho tiempo, no podía faltar en los hogares su imagen que estaba colocada en la sala lugar dónde se reunían al caer la tarde para rezar el Santo Rosario en unión familiar y allí con devoción le pedían por la salud, la prosperidad, por aquel hijo que estaba ausente, rogaban para que nunca les faltara el alimento y que la paz se mantuviera siempre en el hogar. Ya este cuadro sólo lo tienen los coleccionistas que pagaron a sus dueños unas monedas, cómo aquellas que recibió Judas...


Por ser el menor del hogar me tocaba acompañar a mi padre los domingos al mercado que se hacía en el parque del pueblo al aire libre. Mi progenitor se marchaba para Misa y me encargaba de comprar el grano: Maíz, arroz, fríjol, papas y todo esto se medía con éstos utensilios que se componían de pucha, media pucha y cuartillo, elementos honrados, porque no se podían manipular por el dueño, se llenaban con el artículo y se les pasaba una tabla que servía de rasero y ahí estaba la medida exacta. ¡Tecnología de buenas costumbres!



Salíamos de la escuela a las 3 y media de la tarde como almas que lleva el diablo, era cómo si estuviéramos compitiendo en los 100 metros planos y todo por llegar de primeros al costado nororiental de la paza dónde se encontraban unos frondosos árboles de mango. Arriba se encontraba un ayudante de los carros de escalera que la gente llamaban "fogoneros", sacudiendo las ramas de dónde colgaban los frutos, muchos caían al suelo y era allí, cuando nos lanzábamos al suelo para agarrar lo que podíamos. Manos aporreadas, maletas y cuadernos regados por el pavimento, rodillas con laceraciones. Por uno de esos mangos se formaban peleas que los ayudantes instigaban: "no te dejes pegar, rompéle la nariz". Se escuchaba el pito del policía y la plaza quedaba vacía, sólo en el piso se veían: hojas de cuaderno, uno que otro lápiz, botones de camisa y en el traganiquel se escuchaba el son de un disco que resonaba en los cuatro costados y que aún se escucha en mi corazón.



2 comentarios:

  1. Claro que los piropos de mi escrito llegaron hasta usted, obviamente, quien con su experiencia, edad y bellos recuerdos, también va labrando en mi pensar nuevos senderos que jamas antes había recorrido. Lo cual le agradezco mucho, y le invito a continuar con este maravilloso blog.

    Por otro lado, como todos sus escritos, este me encantó. Hay muchas cosas que al pasar de los años marcan una historia, y dejan una huella imposible de borrar. Objetos que traen consigo kilos de historias y el pasado mismo, todo polvoriento.

    Ese cuadro de ventas, me recuerda a un cuadro, por aca muy famoso, de perros y gatos en bares tomando, fumando y jugando billar. Cuando yo era chica, solo lo podía ver en casas muy lindas y lujosas, y me fascinaba ver a los gatos y los perros con sus ropas y gorras, e imaginando todas las platicas que entre ellos tendrían. Pero ahora, años tiene que no lo he vuelto a ver.

    Y el cuadro del Sagrado Corazón, me recuerda a la casa de mi mamá, que parece iglesia, pues más de 10 cuadros de Santos, viven en ella.

    Saludos mi querido amigo!

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  2. Sigo sin cansarme de leer estas historias que cuentas como si las estuvieras viviendo ahora.
    Curiosos los cuadros, y muy buena manera de medir la compra.
    Un saludo compañero de Blog

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