MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 21 de julio de 2010

¡UN AYER SIN REGRESO!


Cocina de casa antigua en Antioquia.

Los años pasan y ellos van borrando junto con la tecnología, las cosas del pasado. Eran aquellas cocinas de ladrillo, de fogón de carbón de leña, ollas de barro, cucharas de palo y hasta perro y marrano incluido, el mejor rincón de la casa. Allí, se buscaba a la madre y a la abuela que estaban atareadas en sus oficios domésticos poniendo todo su amor en ellos, pues así lo indicaba el tarareo de alguna melodía que salía de la voz de alguna de ellas, tal vez, recordando su mocedad o de algún viejo amor. En ese mismo lugar, se buscaba el calor que rompiera el frío de la mañana bebiendo una taza de café o de agua de panela (aguadulce), que reconfortaba el espíritu antes de emprender la jornada de un nuevo día. Unos a la escuela, otros a sus trabajos, pero antes, se rezaba un Padre Nuestro, dando gracias por el nuevo amanecer. Eran familias unidas y respetuosas de sus mayores. Las hijas ayudaban también en los menesteres para que fueran aprendiendo en todo lo tocante al hogar y así de esa forma, no sufrieran cuando formaran el suyo y de esa manera el esposo no las abandonara por inútiles. Eso es, formar personas para el mañana.




Fuelle que se usaba para hacer alimentos.

En muchas casas se incorporó este elemento con el fin de agilizar la hechura de los alimentos y darles a las mujeres un merecido descanso, pues ya sólo tenían que subir y bajar la palanca de madera para que por el tubo saliera cómo por encanto el aire que soplaría el carbón para que no faltara el fuego que rechinando de alegría, hiciera que las comidas estuvieran más pronto. Los niños se peleaban por "ayudar" a las madres con el soplar del fuelle, así se ganaban una extra en las comidas que disfrutaban sentados en el tronco de árbol que no podía faltar en un rincón de la cocina hasta dónde llegaba el perro por las sobras.





"China" que servía para soplar el carbón.

En todas las casas antiguas este implemento no podía faltar para con su movimiento formar remolinos de viento que hiciera arder el carbón de leña en los fogones, que románticamente nuestros antepasados llamaban "el pollo" y que desapareció, para sólo estar en los museos hogareños de algunas familias, que no quieren dejar morir la historia de las tradiciones en el maremágnum de la modernidad.

1 comentario:

  1. Ah! que hermoso, a mi aún me tocó ver esas cocinas. Mi abuela tenía una así, y aunque pocas veces fuí a su casa, en verdad era algo muy divertido, sobre todo en epoca de fiestas, como navidad y día de muertos.

    Recuerdos sin duda... hermosos. Un saludo y un fuerte abrazo.

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