Foto de orujo gallego. Alambique.
El antioqueño se ha distinguido por su amor no disimulado, a la amistad con el dios Baco. El aguardiente paisa es sacado de la caña de azúcar y se bebe en las casas aristocráticas, cómo en las humildes, en clubes, cantinas; lo saborean las señoras encopetadas y las otras...; se toma como aperitivo o calmante de las penas de amor. Al cobarde lo vuelve un gladiador, al tímido lo transforma en un hombre sin escrúpulos; se mete en los entierros, para los palúdicos es la mejor medicina, por eso, los campesinos en busca de unos pesos y haciéndole contrabando al gobierno, se idearon la manera de contrabandearlo y ponerlo a un precio a la mano del más pobre.
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No sé de dónde nace su nombre. "TAPETUSA", pero la verdad, que desde que sea destilado con lealtad, es mejor que el sacado en la fábrica de licores. Es de buen sabor y cariñoso, siempre y cuando se tome en estado natural, es decir, no caliente, porque así, puede llevarlo a uno a la más brava de las "rascas", "la empelotadora", que es de carácter mortal, por las contra indicaciones que afectan la parte moral del individuo. Se saca también de la caña de azúcar por la Quebrada Arriba, o de fique y cabuya, por Peñolcito y en Guarne. Fueron muchos los que vivían de ésta industria casera, pero
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fueron muchos los qué el resguardo detenía para pagar multas al erario público. Ya en libertad cogían por los caminos de herradura con dirección a sus casitas, para al día siguiente estar en el alambique llenando las botellas para surtir a los compradores en las cantinas del lado norte de la plaza, a los vecinos, trabajadores de IMUSA que se encargaban de su distribución a los compañeros de empresa y...éstos a tomar. En tiempos remotos el producto era bajado hasta el poblado en mulas que un muchacho moreno de apellido Arias, camuflaba en las alforjas para ir entregando al primer peneque (borracho tambaleante) que hacía la compra ya en el camino. Cómo es de imaginar, las ventas acrecentaban por la temporada navideña y sobre todo para los que comenzaban a tomárse los primeros "tapetusasos" y que andaban en los primeros amoríos con las niñas que les derretían el corazón. De los empresarios de la tapetusa recuerdo a Teófilo.