MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 4 de abril de 2012

EL DÍA DE LA ROSA ROJA Y BLANCA.

La felicidad de una madre, año 1960.

Fracaso no significa que debemos echarnos atrás; significa que debemos luchar con mayor ahínco (?).

Las madres se han mirado con amor y devoción en el mundo. Es ella, en los hogares, la panacea: de tristeza, de angustias, llantos; es el canto, la alegría, la dulzura, el amor, el beso sin pasión. Por todo aquello, se instauró un día sólo para ellas.

Por la época en que el aire se podía respirar, en que la tierra producía por sí sola, sin necesidad de químicos; cuando los jóvenes al estudiar hacían funcionar el conocimiento que da la inteligencia y no las salas de café Internet, en el tiempo que el tomate sabía a tomate, los padres eran respetados; la leche dejaba rastro en los labios; las calendas en que los ancianos eran admirados dentro de las familias y buscados para escuchar sus historias, existió la costumbre en escuelas y colegios, de ponerse en el ojal de la camisa, una rosa roja los que tuvieran la madre viva y una blanca, aquellos que por desgracia la habían perdido. Cuando se asistía en comunidad a la misa de 9 de la mañana, a orar en el templo por las progenitoras, el golpe de vista era en su mayoría enrojecido y poco el blanco. Con infinita tristeza, se miraba al niño que portaba en el pecho la blancura y el aroma de tan hermosa flor. Él, seguro miraba con envidia y resquemor el bando contrario donde la vida estaba colgada.
El padre visitando los nietos.

No es sabido de donde llegó esa costumbre, pero gracias a Dios, poco a poco fue desapareciendo hasta su terminación total. Aquello, debió hacer una zanja profunda en el carácter débil del niño que a temprana edad, sintió la soledad de la caricia, el beso, la ternura de unos brazos que lo protegieran contra los improperios de un mundo egoísta. No escuchar nunca más, las palabras tiernas de la madre antes de dormirse: hijo, ¡Te amo! Instauró un vacío en la formación que lo acompañó por siempre y una mirada inconfundible de tristeza. La naturaleza es vida jamás muerte.

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