MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 11 de abril de 2012

LOS RECORTES.

La bolsa de recortes.

"Aunque recorramos todo el mundo en busca del amor, sino lo llevamos dentro nunca lo encontraremos" (?)

Existen pequeñas cosas en la vida, que aunque parezcan pequeñas o sin mayor importancia, se quedan para siempre en la bóveda del recuerdo alojadas con sus olores y sabores.

En la parte occidental del parque y para mayor seña en una esquina, donde están siempre las tiendas; Luis Gil, tenía el granero, uno de los mejor surtidos. Pero eso no le importaba a los niños. Sí, aquellas bolsitas aseguradas en la parte de arriba con una pequeña lata, que se llamaban 'recortes' y sí que lo eran. En el interior los ojos ávidos de los párvulos, encontraban recortes de confites de sabores y colores distintos; pedazos de galletas con figuritas de animales o las enmantequilladas que tanto gustaban. En fin, era la algarabía la tienda en horas de la mañana antes de entrar a las primeras clases en la escuela, a la salida para ir almorzar; en el regreso a la una y media de la tarde y después, cuando se había terminado las obligaciones escolares de ese día; ese era el mejor momento. Se compraba el envoltorio de chucherías, se corría hasta el hogar, donde una madre querendona, nos tenía en la mesa servido el 'algo' (refrigerio de las horas de la tarde), compuesto de taza de chocolate, arepa o pan con matequilla, se abría la pequeña bolsa y después de sacar los confites, el resto del contenido se vaciaba en la humeante taza de chocolate, aquello, era placer de los dioses.
Tres amigos inolvidables.

La imaginación de los niños es sorprendente. A alguien, se le prendió la bombilla y de la lata, se hacían pequeños pitos, con los que se llenaba de algarabía el contorno estudiantil, las calles y el hogar; ese comportamiento, sirvió para que varias nalgas, recibieran castigos, que llenaron de lágrimas los ojos de los perturbadores.

¿A quién diablos se le ocurrió sacar del mercado ese producto encantador y contagioso cómo el sarampión? Hoy a pesar de las canas que producen los años, a más de uno, le gustaría sentarse a la mesa, quitar la lata de la bolsa, oler su interior, llenar la boca de confites, después de degustarlos, vaciar dentro del chocolate los pedazos de galleta y soñar con el ayer, cuando no se habían recortado los seres que tanto se amaron.

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