MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

VACÍOS...


PASOS CANSADOS 
Sin saber llegó al país principio de un continente, el asombro lo paralizó de tal manera, que quedó cómo aquellas estatuas de héroes olvidados. Constató que allí, los que hacían las leyes, creaban la trampa para esquivarlas y quienes los elegían sabían de la procedencia, pero aquello lo convirtieron en un juego en que se entretenían cada cuatro años: elegían, después querer tumbar, era la felicidad masoquista acostumbrada al dolor. Absorto estaba al oír la muerte de niños asesinados por la desnutrición en dónde todo anda 100% por 100%, prometiendo mejorar mucho todavía, anteponiendo al bla bla el himno nacional. No existía en aquel tapete verde la equidad en los profesionales brotados por la universidad, esperándolos estaba la frustración, vínculo directo a la rebeldía. Al salir de los dos mares, en donde estaba el depósito de todo lo inservible se encuentra el desperdicio del pudiente, mendrugo de satisfacción del hambriento castrado de escrúpulo, que engulle hasta el hartazgo. Más arriba en  el vericueto de ranchos de lata, la niña famélica sale dispuesta a encontrarse con la depravación de ‘protectores’ camuflados, para atravesar el portón de la penuria, descorriendo el velo de vírgenes hambrientas.
El recorrido y visto lo tenía a punto de repugnancia, flaqueaban las extremidades, el cielo arriba era gris, todo daba vueltas. Aquel ambienta de música, acordeones, bailes de carnes morenas, risas, chascarrillos, era una mascarada patrocinada en las altas supremacías fraguadas en estancias de acaudalados terratenientes, para que la continuidad de desesperación, siguiera poniendo números a las cuentas bancarias.
No era necesario estar alineado al de allá ni al de aquí, para ver, sentir y palpar que era un pueblo subyugado, al que no debía haber buscado para retraer el dolor de un mundo acechado por las desventuras, producto de la desigualdad.   
 


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