MÚSICA COLOMBIANA

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martes, 26 de diciembre de 2017

MARIPOSAS


FOTO DE COPACABANA GLADIS MEJÍA.


MARIPOSAS
La imaginación volaba con la misma forma oscilante del insecto lepidóptero que ama el néctar de las flores. Hacía viajes cortos o extensos llevada caprichosamente por la suave brisa y cuando la lasitud de éxodo le hacía detener, encontraba amparo en alguna piedrecilla que sobresalía de aguas cantarinas bordeadas de verde césped. Buscaba con ansiedad, amaneceres otoñales, en que ninguna nube empañara el azul del cielo, para emprender los viajes agrupados en sus fantasías. Con la fortaleza de sus imaginarias alas recorría espacios colmados de belleza, rincones apacibles predestinados para el embrujo del amor, hogares matizados de nobleza, verdes campos sembrados con manos encallecidas sobre surcos de paz; hombres y mujeres bendecidos de humildad y niños de caras alegres acariciando la edad dorada de los porqués. Cuando encontraba en el trayecto el efecto de su búsqueda, la policromía de las membranas se avivaba en el colorido, formando un arco iris de esplendor. ¡Era todo un paroxismo!
Desgraciadamente, fueron pocos, por no decir nulos los hallazgos de la fantasía y no pudo acomodar las imágenes del pasado al convulso presente. La alegría de la partida se eclipsó con la amargura de la realidad; la magnificencia del ropaje, se iba deteriorando con el entorno y las alas, se tornaron pesadas.
No pudo escapar a la mirada, los campos teñidos de sangre sobre los surcos otrora fértiles, ahora enmarañados y solitarios. Agitó las alas para alejarse. Ya poco respondían. Echó un atisbo sobre los hogares y solo encontraba desunión, libertinaje y materialismo. Los aletazos eran cada vez más débiles y poco quedaba de la brillantez de las extremidades. Buscó el sitio donde el amor se regodeaba, vislumbrando vacíos de sentimientos, comprensión, fidelidad y perdón. Llorando se aferró a un árbol y se dejó morir.



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