MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 14 de julio de 2010

ALGO QUE NO SE OLVIDA.


A ltar de la Virgen de la Asunción, Copacabana Antioquia Colombia.
Los recuerdos de la infancia jamás se alejan de la memoria. Uno de ellos eran los Rosarios a la 6 de la tarde y sobre todo, cuando eran con Salve. El templo se engalanaba. Del altar, se colgaban cortinajes enormes, de colores vivos y encresponados que brillaban con los reflejos de las luces de las lámparas de bacarat; a los lados del altar encaramados en mesas, los hermosos arreglos florales, que las familias ricas de la población enviaban al padre y que ellas mismas se encargaban de la decoración. De esas familias recuerdo a los: Hernández, los Arango, Isazas y una que otra solterona adinerada que también metía la mano en aquellas oportunidades, adiestrando a los niños para que sirvieran de angelitos los que vestían como tales y les colgaban unas canasticas al cuello, que llenaban de pétalos de rosas frescas que ellos con sus manitas, tiraban al paso del Palio cuando desfilaban por las naves del templo trasportado por los señores importantes, que muy elegantes y estirados no ocultaban el orgullo que ese acto les producía; no puedo olvidar lo que aquello era para mí, me sentía como si de alguna forma estaba en el cielo y aquel perfume extraño que me entraba por la nariz cuando los monaguillos depositaban el incienso en aquel aparatico que voleaban con donaire y plasticidad dignas de algún malabarista de un circo. Me haría santico como aquellos que salían en las estampitas que regalaban cuando uno hacía la Primera Comunión.

Entrada principal de la Iglesia
Pero aquello no quedaba ahí. En el púlpito, aparecía el padre que venía desde Medellín, pagado por los feligreses a decir el sermón. Uno de los que más ocupaba ese lugar lo era el padre Fernando Gómez Mejía, un orador Sagrado de altos quilates que nos llenaba de miedo con sus predicas, pues nos mostraba los horrores del infierno y sus sucursales para las personas que se alejaban de Dios y sobre todo a los niños que no rezaban el Rosario, qué no hacían caso a los padres, a los que dijéramos palabras feas, aunque fueran después de un machacón, y ay de aquellos que nos tocáramos las partes íntimas; esa noche las pesadillas, no me dejaban dormir con tranquilidad y casi de seguro, amanecía en la cama de mis padres.



Hermosa imagen de la Virgen de los Dolores.
Sí los seres no tiráramos lejos los recuerdos, seguiríamos siendo niños y en el mundo no habrían guerras.

2 comentarios:

  1. He caído en su blog por casualidad, y me llamado la atención la primera frase " los recuerdos de la infacia jamás se alejan de la memoria" tengo dos niños pequeños y esta tarde, mientras los veía jugar en la playa, comentaba con mi marido, lo felices que estaban y que probablemente recordarían momentos así toda la vida. Me voy a dar una vuelta por su blog. Un saludo

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  2. Mil gracias María por posar sus ojos en estos RECUERDOS..., siempre será bienvenida.
    Saludos respetuosos.

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