MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 18 de agosto de 2010

MEMORIAS DISUELTAS.

Foto David Lida.
En el costado norte del parque de Copacabana existían unas cantinas, de la que más recuerdo es la que se llamaba "Café Pielroja", manejada por "Mamparo", hombre alto y de genio disparejo que por cualquier cosa estaba dispuesto a dar peinilla. Tenía su traganíquel -piano decíamos en aquel tiempo-, aquellos en que una gota de aceite, subía y bajaba por unos canales y que se veía muy hermoso con su iluminación interna. Para echarle las monedas tenía unas palancas en las que estaba diseñadas las formas de las monedas de centavo, de dos y de cinco, las que uno introducía y empujaba para que fuera a parar al "estómago" o monedero, que hacía funcionar el intrincado mecanismo.
Foto de Internet.
Se escuchaba un rumor y acto seguido un émbolo subía con su negro compañero (el disco), al que un brazo metálico le echaba mano y como por encanto dejaba escuchar la melodía de aquellos tiempos. Aquel café o cantina, era visitado por lindos ejemplares campesinos de: "Quebrada Arriba", "Cabuyal", "La Veta", "Peñolcito", "Tablazo", "Noral", "El Pedregal y "El convento". Ellos se paraban en frente de tan lujosos aparatos con sus sombreros echados para atrás, la ruana terciada, la bota del pantalón "campana" y su inseparable peinilla tres rayas de 18 pulgadas empretinada, encartuchada en cuero con decorativos ramales. Metían las monedas para escuchar el disco de su gusto cómo aquel de: "La Lancha", cantada por el Dueto de Antaño, "El Jibarito", "Señora Doña Rosa", o aquel que decía: "Allá de tras de la montaña donde se oculta temprano el sol"; o aquellos del día de la madre, cuando nos poníamos un clavel rojo los que la tuviéramos viva y el blanco, a los que por desgracia ya la habían perdido.

Foto de Internet.
Alguien contaba que en esas cantinas, precisamente en el día de nuestras progenitoras, uno de ellos (los campesinos), oyendo un "madrazo" bien sentimental, levantándose con cuidado para no ir a tirar al suelo los envases de cerveza, que ocupaban todo el círculo de la mesa, dijo:"Quien tuviera la madre muerta para beberse ese disco". El que quisiera pelea, no tenía más que decir que no le gustaba el disco o "tumbarlo", para que por todas partes volaran botellas, vasos y demás enseres de la cantina. Relucían cuchillos, peinillas y navajas castradoras, que el Dr. Correa, mientras no fueran de gravedad curaba.
¡Que la memoria no nos abandone jamás!


1 comentario:

  1. Jajaja... orale.. que agresivos... jeje. Es muy lindo -como siempre- todo lo que cuenta. Eso de los claveles, lo había escuchado pero no sabía exactamente en donde se acostumbraba hacerlo.. ahora lo sé. Hoy aprendí algo nuevo con ud.!

    Un saludo!

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