MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

LINDOS PERSONAJES.


Por la calle que conducía de la iglesia a la capilla de San Francisco, se hallaba el asilo de ancianos, en la acera del lado derecho y que se reconocía desde lejos, porque en el zaguán montadito sobre un taburete de cuero se encontraba San Roque, mostrando a los pasantes una de sus llagas, que conmovían a depositar las limosnas en un cajoncito que vigilaba el perrito en forma fiel y desinteresada (el perrito también de yeso).

Recuerdo así muy vagamente a la señora que lo atendía. Creo que nunca se sonrió, era de aspecto severo, siempre de luto y con su pañolón, que hacía digno marco a su personalidad. En aquella casa estaban: "José Gondo", Susanita a quienes todos querían en el pueblo. Susanita era una viejita pequeñita a la que no le faltaba nunca su pañoleta en la cabeza, el Rosario y un delantal con grandes bolsillos en dónde echaba todo lo que las personas le regalaban, siempre estaba dispuesta a hacer cuanto mandado de decían sin reproches se le veía caminar por todas las calles y siempre con
Susanita
"bendito sea Dios" o con: "tan linda la niña", o con aquella otra frase que desapareció de la boca y que tan bueno sonaba en los oídos:¡Qué Dios se lo pague!
Josecito (José Gondo), se mantenía con su pantalón de dril limpio, lo mismo que su camisa, aunque el pantalón era mucho más grande, al que retenía adherido a su cuerpo con un cordel. Siempre llevaba un palo que le servía de báculo, pues una de sus piernas era más corta que la otra y con las mangas de los pantalones arremangadas a la mitad de la pierna; siempre que uno se lo encontraba exclamaba: "está gondito", lo que hacía tocándole a uno el estómago, era otro que se le encontraba en todos los puntos más apartados de la población y así en sus caminatas le salió la "pelona". Estaban un día los novillos que traían para el matadero desperdigados y uno de ellos se había tomado por su cuenta el parque. El "bruto" se encaramó al atrio en el preciso momento en que Josecito entraba a la iglesia por la puerta principal, en su precipitada carrera el astado sin pensar dos veces, lo tiró con fuerza sobre el piso y de aquel golpe, nuestro querido personaje, no se levantó más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario