Cementerio de Copacabana.
..."Quien quiere hacer algo encuentra un medio, quien no quiere hacer nada encuentra una excusa" (Proverbio Árabe)
..."Quien quiere hacer algo encuentra un medio, quien no quiere hacer nada encuentra una excusa" (Proverbio Árabe)
La calma estaba sembrada en todo los rincones del pueblo. Desde las montañas guardianas, se deslizaba la brisa pasando por encima de árboles y cultivos de los campesinos que con azadón en mano cultivaban alimento y paz.
A uno de los barrios un día cualquiera apareció un hombre que había emigrado de su tierra natal. Un ser bueno, imaginó lo difícil de la situación del extraño y le abrió la puertas del hogar conformado por la esposa y tres pequeños hijos. Le brindó cama para descansar, alimento para mitigar el hambre y por sí fuera poco, hizo qué en la empresa donde él trabajaba, lo acogieran. Las cosas marchaban de forma normal por algún tiempo. Cualquier día el extraño, empezó a aprovechar la ausencia del dueño de la casa, para galantear a la esposa; ella una mujer digna y fiel, evadía los requiebros del intruso, más, éste insistía. No sabía qué hacer. ¿Callar? Eso haría qué las cosas se acrecentaran y el hombre pensara, que ella, silenciosamente aprobaba. No. Se lo tenía que contar a su amado esposo. Así lo hizo.
Foto: Monografía de Copacabana.
El samaritano le dijo aquel ingrato que debía marcharse de su hogar a la menor brevedad. Desde ese momento el emigrante, inició la manera de vengarse. El día del Corpus Cristi venía atareado con un bulto de comida para la familia, cuando desde un matorral le salió aquel a quien él, le había brindado ayuda; de machete en mano, lo agredió de forma mortal; en el suelo gravemente herido y casi ya sin fuerzas, alcanzó desde el cinto a sacar su revolver, le apuntó a la cabeza y disparó dando en el blanco. Con un hilillo de sangre que brotaba de la frente, caminó unos pasos, cayendo muerto sobre el cuerpo inerte del que con amor, fuera su anfitrión en los momentos de soledad. ¡No es un invento; fue la realidad!