MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 20 de junio de 2012

CON EL PASAR DE LOS AÑOS.

Los Niños, Foto de Monografía de Copacabana.

"Casarse por segunda vez es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia" (Samuel Jhonson).

Los días se van juntando para formar años y éstos cuartean lo que encuentran a su paso. Del tiempo ido sólo migajas se acumulan en el recuerdo de una memoria a veces engañosa, con la que se lucha, para no dejar entrar el olvido; sensación que destruye y mata lentamente las vivencias del ayer lleno de estampas de felicidad: paisajes, amores, amistades, obras materiales; maestros que enseñaron las primeras letras, rectitud, modales. Se batalla con ahínco durante horas enteras, para recobrar el pasado que nos llenó de encanto y poderlo depositar a los que son nuestra prolongación, para volverlo historia oral.
Ivan Córdoba, gran amigo ya ido.

Copacabana, terruño que nos acunó desde niños por sus tierras añejas de historia, de paz conventual, de suave brisa, de patriarcas de pie descalzo, de matronas de pañolón, que arrullaban a sus hijos de rosario en mano; esa de grandes caserones y puerta 'falsa' por donde hacían su entrada los equinos y las vacas de ubres repletas de leche, donde en las varas del gallinero, cantaba el gallo orgulloso al despuntar el día; la misma, en que las campanas de la torre del templo, le decían a sus gentes que era hora de emprender la jornada del trabajo honesto o llaman a los feligreses con repiques tristes al acompañamiento de alguien que se había despedido del mundo. Esa, hoy, ya no es la misma. Se llenó de 'progreso'. Ya nadie recuerda a los hombres que lucharon con ardentía por hacer cultura, por los que en el deporte, dejaron la última gota de sudor, ni de los que crearon de la nada una casa radiofónica. Las casas, esas, en que vivía la hidalguía, se fueron al suelo, llevándose el último vestigio de lo que fuera una ciudad colonial. Ya nada queda en pie. Las arboledas de los solares caseros, los balcones antiguos, la hermosa escuela, la emisora, yacen bajo tierra; sólo se escuchan las campanas desplegadas al aire invitando al entierro de un tiempo que se fue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario