MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

EL RELOJ DE LA IGLESIA SE PARÓ.

Iglesia y casa cural de Copacabana.

"Todos los triunfos nacen cuando nos atrevemos a comenzar" (Eugene Ware).

El reloj de la iglesia está por las cuatro caras y siempre bien mantenido, para que su funcionamiento fuera el mejor. Cuando daba las horas y las medias, desplegaba sus campanas con su tañido sonoro, el llamamiento a la feligresía a la reunión espiritual, pero también, se esperaba con él, saber que había llegado un nuevo día de labores. Desde bien lejos se percibían, tanto, que se adentraban a las casas campesinas, cuando aún no había salido el humo de las chimeneas, el perro reposaba en el corredor de chambrana y las vacas esperaban el ordeño. En las camas tibias, sus habitantes, entonaban el ángelus en compañía de sus hijos, que preparaban las maletas para ir a estudiar. El reloj de la altiva torre, era el meridiano con el cual se movía la población. "Mija querida, ya dieron las doce y yo no he hecho nada, me van a encontrar con las ollas vacías", era el comentario de las angustiadas y responsables madres de la época.
Novena muy usada en los hogares.

Al cura, también lo había cogido el día. Ay que llamar a "chucho". Mandaba al sacristán a buscarlo. Los dos llegaban y don Jesús Arango (chucho), empezaba de inmediato su peligrosa labor de echar a andar la intrincada armazón que estaba en lo más elevado de la torre. La chiquillería y hombres de edad, se extasiaban viendo a aquel hombre trepar por las escaleras, que por su extensión, a cada paso de nuestro reparador, se bambaleaban de forma increíble, haciendo que los curiosos dejaran escapar exclamaciones de angustia. Él continuaba cómo sí todo fuera sencillo y sin asombro de miedo; claro, desde hacía muchos años sólo él era capaz de desempeñar el oficio y volver a darle la alegría a los parroquianos de escuchar las campanadas con su bella tonalidad y que el puntero y el minutero señalaran el rumbo de un pueblo lleno de virtudes en su mujeres y la laboriosidad y honestidad de sus hombres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario