El papel puede con todo, no se tocaba el acordeón.
"El corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante y, detrás de cada noche, viene una aurora sonriente (Khalil Gibran)
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e había llegado de otro municipio y el cambio no hizo traumatismos. Pronto, se ajustaron a la cultura del nuevo. Allí, conocieron los engaños del celuloide, las primeras letras, los maestros que las enseñaron, que quedaron para siempre en el recuerdo; el primer muerto, amores sencillos y la suegra que no pudo disimular el odio. No es el tipo de hombre para mi hija.
Una noche, escuchó estallar la dinamita en la puerta de la tienda donde se compraban los trompos. Era la llegada de la violencia partidista. Una mañana, se encontraba en casa ajena, repitiendo el Credo, el Padre Nuestro, en preparación para la primera comunión; pero aún se cree, que lo único que importaba era la fiesta, los regalos y las tarjetas que hacían llegar las viejecitas solteronas. Conoció amigos y enemigos ganados por ser de otras tierras. Montó en un Ford 1923 de capota de lona del que era dueño Juan bobo. Veía llegar a la casa viandas enviadas por otras familias que querían compartir, costumbre lastimosamente desaparecida. Está en el recuerdo, las visitas que llegaban a eso de las tres de la tarde, con paquete inflado de panes, biscochos, pandequesos, buñuelos, para tomar con chocolate caliente y quesito envuelto en hojas de plátano. Al llegar la tarde, el padre caminaba por el corredor con la camándula, llamando a la familia para dar inicio al Rosario.
La araña en el patio.
En una reunión de juventud amenizada con licor, alguien dijo: ¿cómo seremos cuando lleguemos a los 50 años? A una se escucharon las risas. Jamás, ¡allá nunca llegaremos! Ahora se recorre por los setenta o más. Las cabezas canas, lentos en el caminar y lo peor en el pensar. Con un cúmulo de tristezas al ver los cambios de la época. Muchos universitarios, doctores, especialistas, filósofos, tecnólogos, todos faltos de conciencia y amor al semejante. Nació el ‘yoísmo’, los amores contados en días y los niños abandonados que, el futuro estará esperando, encerrados entre rejas. Y… nadie será culpable.