Opinión en los muros.
“No perdamos nada del pasado. Sólo con el pasado se forma el porvenir” (Anatole France).
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e le compró la jaula después de haberles sido regalado el canario y desde que llegó, inundó de trinos el hogar; esa sonoridad, hizo que alguien le diera el nombre de ‘Carusito’, en recuerdo del tenor italiano. Daba gusto llegar y verlo entonado en su refugio movido por la brisa; se sentía tan plácido en su nueva morada, que dejaba escuchar su canto hasta en horas de la noche. Cuando llegaba después del trabajo, iba acariciarlo y él, amorosamente se posaba en su mano. Una tarde repitió la escena, él, hizo lo mismo. Lo estaba esperando. Realizó el corto vuelo y cayó muerto en la mano que ya era su querencia.
En el recorrido de su existencia, no le ha podido faltar el perro fiel que lo acompañe; de niño en sus travesuras y de adulto, para compañía de soledades y recuerdos. Algunos partieron como saetas dejando el amor del amo inconcluso y con un interrogante envuelto en lágrimas. La mayor parte, se llenaron de vejez a su lado, tiempo en que se amaron y disfrutaron de juegos alocados, de caricias, saltos y ternuras de ambos lados. Cuando hacían su aparición de cachorros, buscaban un lugar, que se constituía en el preferido para descansar y otear los movimientos de cada uno de los seres que amaba o esperar con movimiento de la cola y sonrisa en la mirada, la hora de pasar a la ‘mesa’. A ese sitio, los conducía el presentimiento de que su tiempo había llegado al fin, no sin antes echar una mirada melancólica al grupo familiar, que con amor, les brindó hogar cobijado de ternura, salpicado de besos y caricias, que ellos, correspondieron en forma superlativa, eso los dejaba descansar en paz.
Pintura y talla.
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a actitud de los animales, le dijo, que él, no podía ser inferior. Cuando en las notas publicadas en el Blog, se hace referencia a un lugar específico, es con el único fin de no olvidar, las montañas que sirvieron de cuna, la brisa que la balanceó, los ríos y quebradas que le dieron arrullo, los maestros que formaron una vida para el mañana, los amigos que entraron hacer parte del cotidiano vivir, las niñas que con su belleza, matizaron las horas de las primeras ilusiones. Ese idílico lugar, fue el que el destino hizo, que fuera escogido, para ser la querencia en la que duermen los recuerdos.