MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 6 de marzo de 2013

UN PUEBLO FRUTIFERO.

Pintura de casa antigua.

"La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio. (Cicerón).


P
ara aquel entonces, el universo no había sido golpeado con la destrucción del medio ambiente. El campesino sabía en qué meses debía sembrar y en cuales cosechar. Al principiar un nuevo año, existían las cabañuelas, que eran el vaticinio correcto de los meses de verano y de lluvias. No se equivocaban. Eran más los moradores en los campos que los de la zona urbana; desde el centro de la población, se observaban fincas descargadas en las laderas de la majestuosa montaña, rodeadas de árboles salpicados de colores de los diferentes frutos, visión que atraía la mirada de los niños ávidos de aventura y prestos a devorar las ricuras de la naturaleza.
Los fines de semana, libres de maleta y reprensión de maestros, se iban reuniendo al llamado de los silbidos en lugar específico, cada uno armado de talego para traer a sus hogares, lo que ellos, no podían ingerir montados en las ramas de frondoso árbol, en que hacías acrobacias para del pezón arrancar la fruta carnosa. No eran pocas las oportunidades, que el propietario de la parcela o su mayordomo, los correteaba haciéndolos brincar vallados, atravesar quebradas y lugares llenos de tunas, igual que alma que lleva el diablo. Cuando el propietario ya no se veía, se reían a carcajadas, sentados en un descanso de la llanura, agitados por el miedo que les oprimía el pecho, pero cargados de: naranjas, mangos, mandarinas, zapotes, piñuelas, duraznos, granadillas, moras, algarrobas, mamoncillos, uno que otro aguacate, que llegaba vuelto una masa adherida a los talegos y…para que contar el destino de la ropa.

Miniatura de despulpadora.


El mayor riesgo de todos era aquel de invadir el predio de don Ramón. En el estaban los árboles de naranjas injertas. Las más dulces y jugosas de todo el contorno, que el mayordomo ‘El mocho’, cuidaba como la luz de sus ojos. Hombre violento, que recorría la hacienda montado a caballo, de soga en mano, para amarrar a quien se atreviera a usurpar sus dominios y arrastrarlo. Dios cuida sus criaturas. Descolgaron miles del fruto, comieron y se hartaron, burlaron al ogro y colorín colorado, éste cuento se acabado.   

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