MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 7 de mayo de 2014

LOS MAESTROS


Vendedor de 'tinto' (café) ambulante 
¡MAESTRO! Hermosa palabra que encierra tantas cosas: Jesús, el divino maestro; persona, hombre o mujer, que se entrega con amor y devoción a la hermosa tarea de enseñar, transmitiendo conocimientos a seres nuevos y encausarlos por el camino que los hará gentes de bien, honestas y responsables ante una sociedad ávida de fraternidad, decoro y paz. Ningún pensante, puede olvidar el paso por la escuela en que aprendió a garrapatear su nombre, menos, dejar de lado, aquel olor característico emanado del aula por donde entraba el aire libremente en la mañana o tardes calurosas del agosto de cometas. Pecado es, no recordar, la figura de un hombre, de libro en mano, anteojos pulcros, una tiza entre los dedos, que iba dejando en el negro tablero pedazos de su alma a cada trazo. Esa figura bonachona se movía serpenteante entre los pupitres repitiendo: ¿han entendido? Al escuchar sólo el silencio, reiniciaba el tema hasta notar, que por fin se había captado. Estaban hechos de paciencia y de amor, por la labor sacra de formar, lo que se constituía en la mejor recompensa.
No solo era instruir en el conocimiento básico, era mucho más. Era fundamental, continuar con lo que los niños traían desde sus hogares, respeto por los demás; insistiendo en el cuidado por los ancianos, los padres, protección a la mujer embarazada y en amar la naturaleza. No fue en vano su constante disertación sobre temas de cultura. De los educando no todos llegaban a hacer profesionales, pero sí, hombres de reconocida respetabilidad entre la sociedad. Los maestros, veían en ello, el mejor reconocimiento a su abnegada tarea, se sentían orgullosos al hallar en el futuro aquel niño ya hombre, desempeñándose en su oficio con dignidad, amor y honradez. Lo importante no lo fue el estrato económico que llegaran alcanzar, sino la altura espiritual lograda del alumno, a quien amó igual que su propio hijo. Nada le brindó más alegrías que verlos realizados ante el duro batallar de la existencia, con voluntad férrea y altruista. Eso fueron los MAESTROS, educadores y padres que caminaron por las escuelas con la frente en alto.


Albañiles
Esos iconos patriarcales del saber, se fueron perdiendo entre las nebulosas de una vida manejada por la sociedad de consumo, en que los valores morales son carcomidos vorazmente por el egoísmo y relegados por la ambición al timbre de la moneda. El entierro, no alcanzó siquiera a ser de tercera y al féretro asistieron los que ya ancianos, los recuerdan con amor y gratitud. No es raro, verlos asomar por entre las nubes con llanto en los ojos exhalando rayos de ira, al ver la promiscuidad de la educación y la muelle actitud de quienes descansan sobre tapetes de dinero…   


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