MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 22 de octubre de 2014

AL PASO DE LA CORRIENTE


Bobo de la plaza de Florez

Había nadado en el charco y sintió cansancio. Por entre enormes piedras pasaba el arroyo de la quebrada que tenía su nacimiento, en la cúspide de la empinada cordillera que salvaguardaba al apacible poblado. En una de esos peñascos descargó el peso del cuerpo. No tenía la edad para discernir sobre los avatares y vicisitudes que el porvenir tendría escondido a su reposada generación. Desde la pequeña atalaya pétrea, veía pasar la corriente de aguas cristalinas, que jugueteaban con las marañas aferradas a las orillas y seguía con la mirada las hojas secas caídas, en la forma en que eran arrastradas, sin que tuvieran capacidad de lucha, para cambiar de derrotero. ¿Será qué así, la humanidad estará al garete, sin dirección o propósito?
De pronto, aquellas hojuelas inertes eran absorbidas por el remolino, en el hueco de unas fauces devorativas que se las tragaba con ansias, sin ser más percibidas por el cristal de sus ojos absortos, entregados a la contemplación del destino en el acontecer de la sabia naturaleza. Todo nacía, crecía y moría. ¿Cuál podría ser el rumbo de su primaria existencia, en el remolino infausto del trasegar, cuando se cambiara el entorno? Mirando a la distancia las vueltas que la corriente hacía en su recorrido, pretendía ir más allá, tratando de descifrar el porvenir, pero se topetaba con un muro infranqueable que le negaba el paso a los pensamientos. Repetía la acción. La respuesta era la misma. Oscuridad. El cielo se estaba tornando oscuro al igual que sus reflexiones, que le daban a entender que la actitud era absurda; visualizar el futuro era imposible para él, que aún jugaba con carritos de madera.

Historia que se va.

El chaparrón no se hizo esperar. Se refugió entre los árboles; al frente el caudal subía y se goleaban los pedruscos ¿Podía ser así el mañana? ¿La vanidad crecería abatiendo a su paso los sentimientos de nobleza en su engreimiento y soberbia? ¿Los juegos sencillos de los niños desaparecerían? ¿La naturalidad de las mujeres con olor a jazmín, sería cosa del pasado? Muchas preguntas, que se iban quedando sin respuesta. Temía que el canje fuera absoluto y que cuando llegara ese trance, estaría viejo incomprendido y obsoleto. Las gotas de lluvia, se confundieron con lágrimas. El arroyo encrespado cruzó impávido ante la presencia del niño, siguiendo el curso hasta el caudaloso río que lo esperaba para absorberlo.     

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