Antigua plancha
La vida está compuesta
de infinidad de hermosuras, que la ambición, no permite de gustar a plenitud.
Sólo basta recordar el nacimiento ¡Obra Divina! De ese instante glorioso
arranca toda la existencia, paseándonos por diferentes puertos en que se
encuentran culturas no imaginadas, sorpresas agradables y avatares agazapados
que enlodan la felicidad. Es un viaje rodeado de expectativas, de sueños y
realidades; es ir encontrando sabores, fragancias diseminadas cual semillas en
un campo fértil, a la espera de germinar en una cosecha exuberante, que
alimente el espíritu en lo que falta de éxodo. Durante el recorrido, se
hallarán espesos nubarrones que empañan la maniobrabilidad, que desaparecen en
el instante que el brillo del sol, despeja el horizonte.
Tenemos la odiosa
manía, de ir denigrando de nuestra vida por no poseer bienes de fortuna o,
estar plácidamente ubicados en una mansión, sin darnos cuenta, que disfrutamos
de la mayor posesión con que cuenta el ser ¡Salud! Con ella, se aprecian los
encantos de los sabores, se disfruta el amor a plenitud, los senderos son
transitables en su compañía; los sueños no son quimeras pudiéndose alcanzar con
bríos y constancia, logros que endulzarán el espíritu en un paz auténtica, sin
asomo de falacia.
Candelabro
La aceptación de los
hechos, no debe ser, una forma de mediocridad conformista y enferma, es la base
de emprender la lucha con las armas de la inspiración, inteligencia y la
verdad; la batalla tendrá el sello del triunfo sin dejar rescoldos de dolor, al
no dejar sufrimiento tatuado en la sociedad, porque se ha vencido sin usar
artefactos enlodados de intriga y envidia, haz vencido por el poder de la
superación personal y la gracia divina ¡Es tú triunfo!
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