Naturaleza viva
Se van los recuerdos
hasta la época de los 60. La emisora RADIO COPACABANA, había sido inaugurada.
Empezó en el segundo piso de lo que se llamó, la Casa Consistorial, donde en el
pasado funcionaba la administración municipal; un pequeño cuarto entablado y
muros de bahareque. El transmisor quedó instalado en el barrio La Azulita y la
antena (una guadua), se incrustó en el morro del cementerio, a pocos pasos
donde muere la vanidad. Un alambre de timbre, recorría debajo de los alares,
desde allí, hasta el estudio, dándole vida al sonido en el radio hogareño.
Aquella pequeña maravilla radial, sin ínfulas de grandeza, se instauró con el
afán de culturizar a un pueblo semidormido, en la placidez de su pasado.
Por los tornamesas
giraban discos de acetato, en que venían programas grabados de cadenas
internacionales, así mismo, música de grandes compositores, no podían faltar,
los de 78 RPM, con melodías variadas, haciendo énfasis en el folklor
colombiano. El grupo humano que laboraba, estaba impregnado de amor por el
terruño, haciéndolo de manera desinteresada y poniendo el corazón en cada
audición. Muchos de ellos ya muertos, los demás, olvidados. A Miguel Cueca,
director artístico, se le metió entre ceja y ceja crear un grupo de teatro con
obras costumbristas; con el elenco neófito en lides actorales, se iniciaron los
montajes.
Luna de noviembre 2015
Con obras de ilustres escritores antioqueños
se llenaron las transmisiones hercianas, con el afán irrestricto de no dejar
morir en el olvido, las costumbres, el dialecto de la vida cuotidiana de un
pueblo aferrado a las breñas de la hidalguía.
La felicidad de todo
aquello, llegó al parasismo, cuando se lanzó Tiempo de Sequía de Manuel Mejía
Vallejo. El escritor nos honró con su presencia. El aguardiente rebosaba las
copas. Él, lo prefería en vaso para saborearlo, mientras se escuchaba la
grabación; al terminar, recibimos los actores las felicitaciones y un fuerte
abrazo del maestro exclamando: “¿Cómo con tan poco, lograron ésta magnífica
adaptación?” Se refería a lo exigua tecnología con que se contaba. Nadie en el
poblado lo recuerda, es otra página que entró en el olvido.