DERRUMBE
Iba al centro; no a la ‘gachapanda’,
ocupándose de algo o de alguien. No no… ¡no! Quería salir a ‘loliar’ a los
almacenes y centros comerciales en los escaparates, lo último en la moda. Eso,
le había dicho una amiga, era magnífico para desestresarse, según el médico de
la EPS. Al llegar a una esquina concurrida, el espacio, se llenó de papelitos,
que los vehículos al pasar empujaban hacía al cielo, después, caían entapetado
la vía.
No caminó muchos pasos, cuando
jóvenes, ancianos, incapacitados y mujeres, entregaban en las manos de los
transeúntes la curación de todos los males. Eran tan surtidos como una bandeja
paisa.
Los humanos (no se sabe por qué) somos
amantes a ‘agüeriar’. O sino démosle un vistazo a lo que se siente al ver una
mariposa pegada de la pared; oír el ‘currucutú’ a media noche, un gato negro
sobre el tejado etc.; los pelos se ponen de punta, la epidermis como piel de gallina y… ¿por qué no de gallo?
Ahora se dice: LIGAR, cuando hace
mucho, la gente del común, le decía a una madre: mija, a su hijo lo enyerbaron.
Él, que era tan ‘avispao’, ahora, anda ‘aleláo’.
Los celos se remontan a la creación
del mundo. Adán no los pudo ocultar, cuando le reclamó a Eva, por las charlas
clandestinas con la serpiente y nosotros recordamos, que de allí, nació la moda
del vestido ¡Y qué precios!
Le echó mano a la hojita, abrió la
cartera, la depositó en fondo del rebujo; entró en la iglesia, oró ante la
imagen de predilección; llegó a la casa y tomó el teléfono: señor, quiero que
ligue a mi esposo de 80 años, que se cree de 20 y no hace sino dar lora,
hablando disque de polvos…
ALBERTO.
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