MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 25 de abril de 2018

LA VIDA "APANDETRIGADA" DE CHIQUI


BELLEZA ESCONDIDA

Caminando desprevenidamente con rumbo al minimercado, tal vez, pensando si el dinero alcanzaría; saz, se escuchó el chirrido de llantas al frenar. El chofer energúmeno gritó: “éste, no es tú madre, viejo Matusalén”. Iba tan rápido el conductor, que no alcanzó a ver, cuando él, enderezó el dedo del corazón y dobló por las segundas falanges, el índice y el anular alzando el brazo hasta donde pudo. Siguió mirando los edificios antiguos, que estaban esperando a ser derrumbados; mientras seguía mascullando algunas palabras terminadas en uta.
Miró la renovación de la escuela pública. Las ventas de chucherías para los niños. El vendedor de mango viche; al señor que ofrecía  llamadas en celular. Esquivó a alguien que traía una enorme caja sobre los hombros; escuchaba la retahíla de los que arrastraban la carreta ofreciendo los aguacates. Los ojos se alargaron a la distancia, para mirar a los vendedores de antigüedades (modernas); tierra de capote, materos, en las afueras de la Plaza de Flórez.
Había hecho tantas veces el recorrido, que podía serrar los ojos sin tropezar. Conocía el rugir de los motores que cargaban los mercados; era tanto, que el cambio de rojo a verde del semáforo, lo poseía en su memoria; por eso, no le importaba las advertencias de la esposa, entre ellas, que sí se había subido el cierre de la bragueta. Algo distinto llamó la atención. En sentido contrario al suyo, venía una bella mujer y en sus brazos cansados, bien acomodado el amor de su vida. Esa vida, que no se marcaba en años, sino en experiencia; de fatigas, sueños y soledades.
     Todos esos espacios vacíos, los había llenado desde tiempos pasados, el ‘buenavida’ de ‘Chiqui’, la mascota elegida para que jugueteara por las alcobas, camas, corredores y avisara cuando alguien desconocido tocara la puerta. Desde la llegada del animalito, todo había cambiado. Sabía que debía levantarse temprano, para sacarlo a dar su paseo matinal  hacer sus necesidades, a la vez, que ambos, perdían el estrés de la cotidianidad.
No escapa a los ojos de la dama, una lágrima furtiva, al pensar, en que todo tiene su fin. 

Alberto. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario