LUCIANA, UNA NIÑA HERMOSA
Da grima el solo ver,
la forma estúpida, inconsciente y frívola, en que se determina al anciano, en
aquellas familias o círculos en que se mueve el ser cargado de años. Todos
utilizan la palabra en la reunión, expresiones baladíes, temas triviales,
comentarios frívolos y cuando la voz cargada de años, conocimientos, cultura y
sapiencia, intenta argumentar, el ruido de las voces disonantes aumenta el
decibel, para opacar despectivamente a quien antecedió a la manada de
irrespetuosos, vulgares y groseros, que no atalayan que ese hombre revestido de
cabellos blancos y cicatrices profundas en el rostro, caminó los senderos de la
nobleza, del respeto, la cultura, contaminado de educación, en una época en que
la ancianidad caminaba erguida por tapetes de respeto y admiración.
Escúchalos, generación
mecida por el desprecio, la sexualidad, mentes vacías, hipócritas y enfermizas,
antes que caigas al abismo, cuando ya no haya una mano sincera que te muestre
la salida.
Alberto.
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