MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

domingo, 7 de mayo de 2023

AQUELLAS CANCHAS


Era dicho popular de llamar la Escuela Urbana de Varones, así simplemente: Escuela de don Jesús. Pues bien. Ahí en ese castillo de las primeras letras, en las aulas, se iba formando un murmullo entre temeroso, todos esperaban que al rector se le conmoviera el corazón y dijera: Mañana iremos a caminada; aquello constaba de la ida de todos los educandos a media tarde de asuetos a la cancha de la Pedrera o de Encarnación Mora como también se le conocía. Esa fue la primera cancha de futbol que existió; como era bordeada por el río Aburrá cuando éste se crecía dejaba un sedimento de arenilla que cubría el césped, allí jugaban el Antonio Nariño y el Imusa, se usaba jugar de boina y la admiración de la chiquillería y el común de las gentes era Gustavo “galleto “porque era el que más elevaba el balón. Aquel encanto de distracción fue pedido por su dueño Manolo Sierra y se quedaron allá la frescura de los búcaros con sus enormes iguanas, las ramas de pringamoza y los muletos para amansar. En el barrio de la Asunción de propiedad de la fábrica Imusa quedaba un lote a orillas del río, lo cedió a la administración, la comunidad deportiva en convites lo adecuaron y volvió con todo su esplendor el futbol; las manos de don Francisco Meneses a la margen del caudaloso afluente la embelleció de rectilíneos sauces en que descargaban las aves sus trinos y para confort de los asistentes se hicieron graderías en madera tratada, faltaba el espectáculo mayor ¡Futbol nocturno! Alfonso Carbajal instaló luminarias alrededor del campo elaboradas en la empresa de la familia Hernández. Inauguración con reina, la señorita Oliva Gómez y el partidazo de fondo entre Fabricato y el Deportes Copacabana.

 

Todo marchaba de las mil maravillas, la gente feliz colmaba las graderías, en los partidos nocturnos las familias se solazaban, divertían y alegraban siguiendo las piruetas de los 22 jugadores cuando el balompié era una distracción y no, un problema matemático. No podía durar tanta belleza, llegó a la población un burgomaestre recalcitrante, energúmeno y estúpido que acabó con todo: “Qué acabaran con tanta alcahuetería. Que era una estupidez 22 hombres en calzoncillos detrás de una pelota.” Y dicho y hecho, destruyeron las luminarias (se cree que era la primera cancha iluminada del país) y el abandono terminó con las graderías. Se siguió jugando por mucho tiempo hasta la fábrica dueña del terreno, lo pidió para seguir construyendo casas para sus trabajadores. Por un tiempo se jugaba en canchas prestadas, fue cuando don Yayo Medina cedió un terreno entre el Chuscal y el Tablazo que se adecuó para jugar, pero la lejanía creo conflictos en los equipos visitantes y también en los comarcanos hinchas del pueblo, fue allí, que nace la cancha en frente de don Ramón Tobón (Calabazo); el tradicional Deportes Copacabana con su uniforme rojo y blanco se diluyó y apareció con una juventud avasalladora el juventus, once muchachos que dejaron huella, por su técnica depurada. Cuando ésta, también desapareció para darle cabida a más viviendas en el barrio la Asunción, aparecieron las Unidades Deportivas para darle la estabilidad a las actividades atléticas en el poblado, sin que los luchadores de antaño por sacar adelante el deporte, vieran que sus anhelos han llegado a la cumbre.


Alberto.


 

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