MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

TANTAS COSAS QUE SE AMAN Y RECUERDAN.


Foto Roy Sevilla.
Antonio Díaz (Toño tacos), hizo siempre las delicias con su guitarra, la que manejaba magistralmente y la que en horas de nostalgia pulsaba en las piezas en las que instalaba la sastrería. Ese lugar se convertía también en escuela de solfeo, porque Toño, fue maestro de muchos jóvenes que querían aprender música. Se dice que músico que no toma, no sirve y nuestro hombre, no le podía faltar su traguito y se le veía caminar por las calles con más de uno entre pecho y espalda por las vías angostas de la población. Se asociaba con el viejo Trote y con él, se inspiraba en canciones de la patria. Fue siempre un enamorado de las hermosas mujeres del municipio, pero, murió solterón, llevándose consigo en silencio el gran amor de su vida.

Capilla del lugar donde se fundó Copacabana.
Muy cerca de donde se fundó a Copacabana, exactamente en el barrio el Chuzcal, se escuchaba el rítmico sonar de los martillos cuando hombres con brazos fuertes, los descargaban sobre el metal, hasta darle forma. Salían de aquellas fraguas: azadones, barras, tacizos, herraduras para las bestias y muchos implementos más, que ellos salían los domingos al mercado del pueblo buscando compradores y otros, que terminaban en la ciudad de Medellín a dónde iban aparar en almacenes de éste ramo. El repiquetear, se escuchaba a mucha distancia llevado por el viento que jamás abandonaba a Copacabana, ya que es de su propiedad. Ese tim tam, que nos hacía más llevadera la apacible vida. El señor Díaz (no recuerdo su nombre), que era su propietario, trabajaba con fortaleza y dedicación, que no recuerdo haber visto después de muchos años en ningún otro ser. Sus hijos lo acompañaban toda la semana con el mismo empeño, hasta que llegaba el domingo. Todos salían muy temprano para vender la mercancía en el mercado comunal a los campesinos de las veredas que llenaban la plaza, después se enrutaban para el templo parroquial a oír la Santa Misa. Ya antes del nueve de abril de 1948, los ánimos políticos estaban caldeados y los copacabanitas se dejaban llevar por sus jefes: Laureano Gómez y Mariano Ospina Pérez, porque cómo se ha dicho, el Sitio, eran un fortín Conservador. El señor Díaz, después de salir de la iglesia, se componía el carriel y el sombrero (no usaba zapatos) y se dirigía a las cantinas que daban al costado norte y...dele al aguardiente hasta que se adentraba la tarde y borracho cómo una cuba, empezaba a buscar camorra dentro de los contertulios; había días, que encontraba contrincante; se escuchaban botellas que se quebraban, taburetes que salían por el aire y una que otra vez iba a parar a la cárcel; como era rechoncho y muy grueso, daba lidia controlarlo. No dejaba de decir en medio de la fuma: "que viva el gran bloque azul", refiriéndose al partido Conservador y, preguntaba dónde estaban los manzanillos hijos de perra, mata curas y demás expresiones que se escuchaban por aquellos tiempos y que ya muchos escritores han narrado en cuentos y novelas.

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