MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

MAESTROS, NO PROFESORES.


Escuela de niños ya desaparecida.
Existía otros maestro tal vez, el de más edad, que solo ejercía su oficio en las aulas de los terceros de bachillerato, don Teodomiro, que era una mansa paloma; de vestido azul a rayas, chaleco y sombrero, el pantalón amarrado más arriba de la cintura, el mentón bastante pronunciado, que acariciaba con la mano izquierda de arriba a bajo constantemente. Mantenía debajo de su axila una cantidad de libros y prensa que leía con avidez, lo que hacía pensar que era un hombre bastante inteligente, su buen trato y su conversación lo comprobaban. Entre el grupo del profesorado teníamos a don Samuel, éste sí, que se pasaba de buena persona, tanto, que a su clase de inglés la llamábamos "la hora sabrosa" pues hacíamos lo que nos daba la gana y don Samuel nada que decía, pero la verdad que sabía del tema, lo que no tenía ni idea, fue de hacerse respetar y nosotros perdimos el tiempo miserablemente, que él y Dios nos perdonen.

Los dos hombres: don Jesús Tapias y don Rafael Gómez.
Existía en el colegio banda de "guerra" nombre éste que me pareció de mal gusto y violento, hasta que por fin le dieron el más indicado. Banda Marcial. Estaba dirigida por nuestro profesor de ciencias, don Luis Botero, él nos enseñaba himnos en las horas de la mañana y en la tarde después de terminar las horas en el aula; don Luis, era estricto con sus discípulos, pero le gustaba tener preferidos; el uniforme consistía en pantalón blanco, zapatos negros, chaqueta verde y roja, botones dorados y kepis con borla blanca que caía hasta la visera, si exagerar era un bello uniforme el que


Banda Marcial frente a la iglesia.
nos hacía sentir dueños del universo, porque las personas nos admiraban y las jovencitas se morían por los regios músicos que desfilaban por las calles limpias en estricto orden cuando estaban en una procesión, ya fuera la de los 15 de agosto, el día de la Virgen de la Asunción, a la llegada de algún Ministro Sagrado que visitaba la población, para las confirmaciones o cualquier acto sagrado que se presentara.
Pero en mi memoria con gratitud y admiración queda por toda una eternidad, la figura pequeña, la voz firme, así como su estampa, de don Rafael Gómez. Un maestro en todo el sentido de la palabra. Sin tapujos, componendas, ni nada que fuera de lo normal; nos daba español, aritmética, música y canto y dejo ésta última materia, porque a mí me encantaba y fuera de eso don Rafael era un buen cantante. Formaba coros a varias voces, cómo aquel Fray Martín y Fray Santiago, practicábamos muchas veces y por fin nos salía a las mil maravillas, quedaba nuestro maestro contento y nosotros felices. Don Rafael junto con don Jesús Tapias, son cómo institutores y como personas algo de nunca olvidar, no dieron años ganados a quienes no lo merecíamos, ni porque los padres del alumno fueran los más ricos, o porque la mamá estuviera en la asociación de padres de familia, ni por ningún motivo, que no fuera, el de ser un buen estudiante. Esos, sí fueron de verdad, MAESTROS.

1 comentario:

  1. Aaaaaauusssh!!! Mmmm.. ps me quedan muchas reflexiones respecto a este post, por que sinceramente, ser maestro es una tarea muy dificil, y sobretodo en estos días!!! Pero se debe poner empeño y alegría en esa profesión que de saberla llevar con ética y profesionalismo, hace de los niños de hoy, un futuro con esperanza hacia el mañana!!!!

    Un fuerte abrazo y un saludo!

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