Instituto San Luis de Copacabana.
Terminar en la escuela Urbana de Varones, daba nostalgia por abandonar su construcción amplia, fresca, nuestros profesores, la piscina en la que disfrutamos como locos; todo lo que íbamos a dejar nos ponía nostálgicos, pero creo que había algo más que nos ponía nerviosos...era llegar a un lugar desconocido; un ambiente diferente, regentado por un cura y algo más. Los alumnos era casi unos hombres y nos podían pegar...porque así, nos lo hacían saber antes de llegar al año siguiente al Instituto San Luis, Alma Mater de Copacabana.
Don Jesús Molina rector de la escuela.
De rector cómo ya dijimos, estaba el cura coadjutor de la parroquia, padre Hincapié, hombre de disciplina y con una voz de mando, que ni un sargento del ejército. Alguna vez estando en formación en un pequeño patio y dónde estaba una estatua de la Virgen, uno de los alumnos de nombre César Mejía, que de por sí, era grosero y convencido de su guapura, le desobedeció y que fue aquello. El padre mandó a otro alumno a que le trajera de la rectoría un zurriago o "perrero" y dicho y hecho. Cómo sí estuviera poseído por el demonio, comenzó a darle golpes por todas partes sin
Corredor de la escuela Urbana de Varones.
importarle a donde iban a parar, gritando que se iba a condenar por irrespetuoso. Todos le perdimos el respeto, pero le cogimos miedo y del bueno. ¿Verdad su Señoría?.
Señor Mejia.
ResponderEliminarMi nombre es Diana Patricia Gomez Molina. Mi abuelo fue Jesus Molina. El mismo que aparece en la foto que usted publica. Me parecio muy interesante su articulo. Yo tenia 5 años cuando el murió y mis recuerdos son escasos. Me gustaría que publicara algo sobre él... Quien mejor que ustedes que estuvieron con el en esas épocas para contar buenas historias. No se preocupe, ya se que era muy bravo!!!
Saludos y Gracias por compartir conmigo y con mi hermano Juan Camilo, quien fue quien descubrio su blog!!!
Diana P.
Querida Diana, que gusto tan grande me ha dado al ver su comentario y mucho más, saber que es nieta de don Jesús, el rector de la escuela de mis primeros años, que manos impías derribaron.
ResponderEliminarLe cuento por encimita que el abuelo, era de genio disparejo y fueron muchas las caminadas a la cancha de fútbol Gaspar de Rodas, que nos quitó porque alguno de los niños se movía en la formación; esa malograda decisión, hacía que a todos los alumnos se nos "cayera el carriel". Esa es una de muchas más que yo le he perdonado.
Un abrazo respetuoso y la sigo esperando dentro de mis lectores. Gracias.