MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 13 de abril de 2011

EL ENCUENTRO SORPRESIVO CON LOS AÑOS.


Pacho mi perro.

El jardín había comenzado a florecer. Una que otra mariposa revoloteaba por el patio, una arañita que con amor, destreza y paciencia iba tejiendo su red para cazar a las presas que serían su alimento. Rumores diferentes llegaban desde la calle hasta sus oídos. Sin saber cómo ni cuando se vio rodeado de espesa vegetación, los ruidos que escuchaba no eran de pitos de vehículos, eran cantos de aves encaramadas en las copas de los árboles; estiró la mano, allí estaba su fiel perro Pacho, un Rottweiler que lo acompañaba desde hacía mucho tiempo y con quien él se sentía seguro. Ambos caminaron por la espesura hasta salir a campo abierto. Se detuvieron a mirar el paisaje.

Foto de Internet.

En la lejanía las enormes montañas verde-azuladas que eran el encanto de su tierra, besaban el cielo azul desprovisto de nubes; un halcón se desprendió en veloz picada para tomar entre sus garras una avecilla que sería el alimento de sus pichones. Veía los surcos de la tierra que labraban los campesinos cerca del ondulante río, el humillo que salía de los tejados de las casitas humildes pero llenas de amor de los habitantes del sector; estaba envelesado con la armonía de la naturaleza a la quien ya nadie respetaba por falta de cariño y que cambiaron por la tecnología. Sorpresivamente es-


cuchó una voz grave y pausada que le dijo: ¿Estás observando lo mismo que yo? ¿Cierto qué da dolor encontrar una generación perdida en la inconsciencia? Miró a su lado y vio a un anciano de barbas Bíblicas sentado sobre una piedra llena de musgo recostado sobre su bordón. Él, asintió con un movimiento de cabeza. El anciano lo invitó a sentarse a su lado y, continuó. Tú eres menor que yo, te faltan las grandes arrugas que surcan mi rostro, el cansancio de mis piernas, el dolor en las articulaciones de las manos, las sombras tristes de la soledad y el abandono de los seres queridos por los que tanto uno luchó. Y continuó mientras yo meditaba: aún no te ha llegado la hora en que te lleven a dormir en la última habitación, que tú comida sea después de cuando todo se han sentado a la mesa; que hables y nadie te escuche, en una palabra, que seas un estorbo. Preparaste para lo que te ha de llegar...

Despertó asustado y dio gracias a Dios que todo había sido un sueño. Pero le quedaron retumbando en el cerebro aquellas palabras del anciano imaginario de su subconsciente, que él, había llegado a ver en la realidad. Temeroso y agitado, le echó una mirada tierna a su fiel perro, le acarició la cabeza y le dijo: ¡Sé que tú me me amarás hasta el final!












1 comentario:

  1. TODOS MIS RESPETOS, y mi fiel admiración a cada arruga y cada año de experiencia de esas personas que en efecto para algunos tontos, llegan a ser estorbos... :(

    "Cómo te ves me ví, cómo me ves te verás..."

    Un saludo y fuerte abrazo don Alberto! :D

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