Foto: Alex Pérez.Siempre qué contaban sus historias amorosas, entraban en carcajadas al decir qué cambiaban el placer, por medio litro de leche, pues nuestra cortesana, era mujer de escasos recursos ecónomicos y con abundante prole, y...llegó la noche en que uno de nuestros condiscípulos avezado en la aventura, fue llevando al grupo primíparo por callejuelas iluminadas por la luna llena hasta el frente de la humilde casa. Tres golpes en la puerta desvencijada; una "señora" de más de cincuenta años, sale; Pálida, patizamba, que con voz desabrida, dijo: "de a uno, mis niños". Se escucha un tropel de hombres que corrían. ¡Es la autoridad! El grupo se desintegró en menos que se persigna un cura ñato; sólo quedó por el lugar, una mancha blanca dejada por la leche derramada.
Se hace la vida llena de alegría al recordar con amor, todo aquello bello que ha trascurrido durante nuestra existencia. Sí me recuerdas, es porque me haz amado. ¡Cuan grande es recordar y que triste es el olvido!
miércoles, 30 de noviembre de 2011
PRINCIPIO TIENEN LAS COSAS...
Foto: Alex Pérez.Siempre qué contaban sus historias amorosas, entraban en carcajadas al decir qué cambiaban el placer, por medio litro de leche, pues nuestra cortesana, era mujer de escasos recursos ecónomicos y con abundante prole, y...llegó la noche en que uno de nuestros condiscípulos avezado en la aventura, fue llevando al grupo primíparo por callejuelas iluminadas por la luna llena hasta el frente de la humilde casa. Tres golpes en la puerta desvencijada; una "señora" de más de cincuenta años, sale; Pálida, patizamba, que con voz desabrida, dijo: "de a uno, mis niños". Se escucha un tropel de hombres que corrían. ¡Es la autoridad! El grupo se desintegró en menos que se persigna un cura ñato; sólo quedó por el lugar, una mancha blanca dejada por la leche derramada.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
RADIO COPACABANA.
Fracaso: no significa que hemos perdido nuestra vida: significa que tenemos buenas razones para empezar de nuevo.
Montaje: almevé
Algunos jóvenes los fue tentando la curiosidad y se hicieron partícipes en el elenco de planta. Llevaron otro tipo de música, aportaron temas de envergadura y su vocalización y estilo eran diferentes. Las cosas fueron cambiando y la audiencia lo mismo.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
EL VIEJO CABALLO.
"Fracaso no significa que somos inferiores: significa que no somos perfectos.
Foto: Monografía de Copacabana.
Aquella noche, sólo había ido al teatro y camino a su casa notó la presencia de pinto a la vera del camino. Se aflojó la correa y la puso como de costumbre en el cuello; brincó y se acomodó en el lomo. El caballo no salió al trote igual que siempre; emprendió veloz carrera por la carretera. Asustado y lleno de pánico, se le colgó del pescuezo e hizo que detuviera la marcha un poco, logrando tirarse a la orilla mientras el jamelgo, corría y se perdía en las tinieblas llevándose su correa engarzada en el cuello. Sentado sobre una piedra y aún tiritando de miedo, se dio cuenta que se había equivocado de cabalgadura.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
UN MAESTRO DE VERDAD.
Fracaso, no significa que no hemos logrado nada; significa que hemos aprendido algo.
¿Cómo hace uno para no amar aquello qué lo marcó para siempre?
En la paz conventual del pueblo sobresalía la algarabía de los niños al entrar y salir de la majestuosa escuela Urbana de Niños. Un lugar amable, amplio y acogedor, en la que se aprendieron las primeras letras y se socializó. Aulas anchas de techos elevados, puertas y ventanas que sobre pasaban la imaginación para dejarla volar. Corredores engalanados de verdes matas con policromía y colgantes helechos.
Foto: Monografía de Copacabana.
Al lado sur occidental, estaba siempre el año cuarto, del que siempre fue su maestro don Jesús Tapias. Un hombre exquisito en el vestir, el hablar, en su corrección y dedicación en la bella profesión de formar hombres para el futuro. Al tocar la campana para hacer la fila, cada grupo iba entrando al salón en completo orden. El mayor recuerdo de aquel institutor, queda plasmado en sus frases. Cuando llamaba a sus educandos para que le dieran la tarea y ninguno la sabía, él, subiéndose con los codos la pretina de la correa, decía: "Ésta molienda, es con yeguas amarillas". O, aquella, cuando explicaba una materia y preguntaba: "¿Todos entendieron? Miraba por debajo de los limpios cristales de las gafas y al vernos todos sentados haciendo movimientos de aceptación con la cabeza, exclamaba: "Sepulcros blanqueados". Pero la que nos ponía el corazón arrugado, era aquella sentencia que nos enrostraba, cuando se iba terminando el año y veía que eramos muchos los qué no marchábamos bien. Pasaba la mirada por los pupitres, la detenía un poco en el rostro de quienes sabía qué andaban mal y con la tiza en una mano y en la otra el borrador del tablero, la lanzaba con cierta sorna: "El día de la quema, se verá el humo"; nos daba la espalda para continuar escribiendo en el amplio y negro tablero la tarea para el día siguiente...
miércoles, 2 de noviembre de 2011
PEPE...
"Condecoración: una medallita que le cuelgan a uno para cambiarlo de puesto. (Alfonso Giraldo).
Foto: AMV.
Don "Rafa", el tendero, le dijo al mayor de los hijos: "Cuídalo porqué aún está pequeño, no ha sido destetado". Salieron rumbo al hogar con quien haría parte desde ahora de la familia. Sí. A ellos les habían enseñado desde pequeños, que se tenía que respetar la naturaleza y que los animales eran seres que merecían amor y respeto. El gatito crecía vertiginosamente y pronto se convirtió en la admiración de vecinos y transeúntes que pasaban ocasionalmente por frente a la ventana, en donde él, placidamente dormía. No era un ángel. De vez en cuando, se le escuchaba por las noches el maullido característico de un macho en celo y el chillido después de la consumación del acto sobre el tejado. Pepe, un día desapareció. El niño de la casa, lloraba y buscaba. Otro día sin su gato, el que lo enredaba con su cola para decirle que ahí estaba para que le diera una migaja de su comida. Se amaban. Por la parte de atrás en un lote vacío percibió un montículo de piedras. Aquello lo extrañó. Fue retirando una por una. Sí, ahí estaba su hermoso animal con la cabeza destrozada por los perdigones que un grupo de desadaptados había utilizado cómo tiro al blanco. El llanto se hizo inconsolable, mientras balbuceaba palabras de odio.