MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 22 de agosto de 2012

¡NOTÓ QUÉ TODO HABÍA CAMBIADO!

Mirando el ayer.

"El amor consiste en sentir que el ser sagrado late dentro del ser querido" (Platón)

Despertó una mañana y mientras limpiaba las legañas, empezó a notar que todo era distinto. Introdujo el aire a sus pulmones y extrañó que no le produjera tos, cómo los días anteriores. No escuchaba el ruido ensordecedor de las sirenas de los carros de policía, tampoco, la de las ambulancias. Abrió la ventana y observó que la gente se saludaba con apretón de manos, abrazos, deseándose los buenos días. Estaba anonadado. Pensó, que aún estaba dormido y todo era un sueño.

Se arreglo para salir, tenía que quitarse la duda. Nada podía ser cierto. Mientras caminaba lo iban saludando personas que jamás había conocido. Llegó hasta el parque en que estaba la iglesia; se encontraba abarrotada de feligreses vestidos para la ocasión: las damas cubiertas el cabello con las antiguas cachirulas o mantos bordados, las más jóvenes y, las maduras, con pañolones de color negro rematados con borlas; ninguna tenía escotes y las mangas de la blusa les llegaba hasta la mitad del brazo. Los señores, elegantes. ¿Qué estaba pasando? Miraba las esquinas de las aceras y sus ojos no encontraban a ningún ser tirado en el pavimento muriendo de frío, soledad y abandono. Los médicos pasaban raudos a atender a los pacientes; veía la manera en que los vecinos entre cambiaban alimentos, todos demostraban amor por lo que hacían ¡Me estoy enloqueciendo! No dejaba de observar la manera gentil de los jóvenes con los mayores; ayudaban a traspasar la calle a los ancianos, mostrando admiración y respeto. La música de las emisoras tenía sentimiento y poesía, se podía escuchar, comprender, atizando la llama del amor. Las flores multicolores, engalanaban los ante jardines encubiertas por frondosos árboles que nadie destruía. Los hogares se construían de parejas normales que sabían de responsabilidad, sin haber pasado por las aulas universitarias; era un don, heredado desde los recónditos ancestros. Las aves desplegaban sus trinos armoniosos por sobre la ciudad, hasta los oídos infantiles, para que la sonrisa brotara de los labios, que no sabían maldecir a los progenitores ¡Sí. Se había vuelto loco!
Anciana vendedora de comestibles.

Se devolvió sobre los pasos recorridos, hasta el hogar. Echó una última mirada hacia el infinito, en que la cordillera es absorbida por la bastedad del firmamento y entró. Empezó a desvestirse para nuevamente entrar a la cama; sentía el miedo pavoroso de que al despertar del nuevo día, las cosas ya no fueran lo mismo y que tanta belleza, volviera a la confusión de la realidad.

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