Centro del parque de Copacabana.
"El destino baraja las cartas, nosotros las jugamos" (José Stalin)
Los cambios de la vida, se pueden manifestar que son normales, pero a las personas mayores, les es difícil entender y lo peor aceptar. Por momentos llegan paulatinamente, más hay otros, que se vienen sin avisar al igual que visita inculta, es decir, de sopetón, cuando uno no se amarrado ni los pantalones; tiene unas legañas en los párpados de los ojos, igual a crispetas y cuando en la cocina no se había hecho ni el café para atenderla. Por allá en la década de los sesenta del siglo pasado, las cosas dieron un revolcón de padre y señor mío; de ese viraje, es que estamos padeciendo actualmente angustias y sinsabores que terminaron con la unidad familiar, núcleo esencial de la sociedad. Las trasformaciones son necesarias siempre y cuando vayan a favor de la comunidad, de lo contrario, son el caos.
Majín, personaje típico del pueblo.
Por los tiempos de upa (como decían los mayores, de algo muy antiguo), se veían por los caminos y las trochas, a recuas de mulas dirigidas por hombres de pelo en pecho, que hacían de la arriería, arduo oficio, un hermoso paisaje campesino. En las cabalgaduras movilizaban todo tipo de mercancías de pueblo en pueblo; atravesando ríos, llanos y montañas para cumplir con los encargos de forma cabal. Tenían la honradez como único motivo de vida, al igual, que el crucifijo llevado dentro del carriel. Se escuchaba desde lejos el arre mula, cuando iban llegando a los trapiches, cargando en las angarillas llevadas por los equinos, gran cantidad de caña dulce para la molienda, que se convertía en bagazo después de dejado su jugo en la paila hirviente, que al tomar su espesor, se transforma en la panela que surte a los hogares, para tomarse caliente o fría, para mitigar la sed. En una molienda, se esparce por el contorno, llevado por la brisa, el olor fragante del dulce puro, acompañado de notas salidas de tiples y guitarras pulsados por manos callosas y corazones honestos.
las formas de expresión en el común del pueblo, se han ido desapareciendo; son pocos los campesinos que las utilizan. Se han involucrado formas de hablar extranjeras a la parla, que no es más que esnobismo. Era común oír en el pasado: 'Puai', en vez de por ahí; 'cachiforiar', que era piropo o requiebro; cháncharos, por frisoles; 'calzonsingente', para manifestar que alguien era pobre; 'chiflar', por silbar; 'chiviar' montar en carros viejos; 'choto', algo abundante; 'chuchumeco', mueco o boquifruncido y chupe por pendejo, por tome por bobo. Se están muriendo los trapiches de inmensas ruedas movidas por aguas cristalinas, se silencian los bambucos y las cosas ya no son buenas, son...chéveres.
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