MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

TRES SEÑORONAS

Casa de Juancho Arenas.
“El cuadro está completo cuando se acaba la idea.” (Georges Brague)

La mujer en tiempos idos, permanecía refugiada en el hogar. Era una luchadora incansable dentro del ámbito familiar. Por eso, era raro, verla en actividades cívicas y mucho más, en el desarrollo político en el cerrado círculo de un pueblo. En Copacabana, por los años de 1948 o antes, se hicieron presentes tres distinguidas damas, que sintieron el llamado de la necesidad de luchar arduamente, por el bienestar de sus paisanos y el mejoramiento del lugar terrígeno. Se sentían con la capacidad de levantar sus hijos, por el camino de la honorabilidad y luchar por sus ideas. Como buenas matronas antioqueñas, cada año, llegaba un niño que era recibido con amor y no era obstáculo para desempeñarse en las actividades caseras o por fuera.
Es inexplicable la fortaleza de que estaban engalanadas. Acudían a las reuniones del concejo, llevaban con decoro el hogar, no faltaban a ninguna actividad cívica y les quedaba tiempo, para colaborar con la parroquia en el engalanar el templo en las actividades religiosas.
Concepción Acosta de Rivera (Doña Conchita), Juanita Jiménez de Mejía, Doña Inés Roldán de Tobón, son esas tres damas que quedaron flotando en la gratitud de todo un pueblo. Sacaron de sus corazones, el empuje para que, la provincia saliera adelante a pesar de los tropiezos que encontraron en la mente de quienes no podía aceptar, que la mujer se metiera en los caminos de la política. ¡Eso, era para machos! Canchas de fútbol, pavimentación de vías, escuelas y muchas más acciones en beneficio de los necesitados, fueron algunas de las obras llevadas a cabo por el empuje de las radiantes matronas, fuera de haber procreado una buena cantidad de hijos, que han dado lustre al pueblo. Es el caso de doña Inés, que entregó 4 hijos al sacerdocio; era una dama estricta, elegante y caritativa. Doña Conchita, estaba llena de iniciativas en un cuerpo pequeño; pulcra en el vestir en donde no podía faltar el pañolón negro y aquella hermosa moña que le daba señorío y respeto. 

Casas Antiguas.
Doña Juanita, era de avanzada. Vestía con lujo, llena de simpatía; le gustaba la música y de vez en cuando, se echaba sus bailaditas saboreando uno que otro aguardientico, pero eso sí, estricta en todo lo que le tocara desempeñar, de eso pudieron dar razón, la innumerable prole que don Rafael y ella procrearon en la casa de habitación en el sector del Mojón.
Bellos ejemplares femeninos, que nunca olvidaron la obligación familiar y cumplieron con el progreso de su pueblo. Loa desde el corazón para tan hermosas damas.     


No hay comentarios:

Publicar un comentario