MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

REMOQUETES

Carro de escalera foto el COLOMBIANO.

“Cuando la voz de un enemigo acusa, el silencio de un amigo condena.” (Ana de Austria)

Creo sin temor a equívocos que la manida costumbre, de cambiarles el nombre de pila a las personas, es tan antiguo como la misma humanidad. Se dice, que es un síntoma de mala educación y lo creo a pie juntillas y lo juro hasta con los dedos de los pies.
No hay un lugarejo, comarca, vereda, pueblo o ciudad, en que no existan los sobrenombres para distinguir a un comarcano, que desde que empezó su vida activa, un familiar, amigo, enemigo y hasta los propios padres, les entró el embeleco de rebautizarlo; ya sea, buscando algo tierno para matizar los encantos de la criatura, burlarse de un defecto conque la persona le dio por asentar sus reales en estos andurriales herencia de Adán y Eva o por la maldita envidia, que es la madre de los odios.
En la Tricentenario Copacabana, fundación del conquistador español Jorge Robledo, nacieron tantos apologistas de los remoquetes, que creo no existía una sola persona que estuviera libre de seudónimo. Un conductor murió y en el cartel de invitación a las exequias pusieron el nombre de Antonio Zapata, como sabían que nadie con ese nombre lo distinguiría, le agregaron, alias Lao. El entierro fue masivo. La ‘pila bautismal’ o ‘universidad de los sobrenombres’ estaba ubicada en todo el centro de la plaza. En el lado nororiental, junto a las cantinas y debajo de palos de mango, tenían sus asientos los ayudantes de carro (fogoneros), a quienes toda la población les tenía pánico por irrespetuosos y malandrines. Las 7 plagas de Egipto, eran una reunión de madres de familia. Para ellos no existían damas, un joven bien vestido era homosexual (marica en boca de ellos), a los perros, les adaptaban tarros de galletas en la cola. Muchos murieron por ese motivo. Los ancianos y pordioseros fueron blancos de sus tropelías. Eran un cardumen de diferente rango. Blancos, mestizos, altos y bajos.
Sol ardiente de medio día
E
ntre ellos existieron: los pate-pinche, patelana, ñaño, vapor, cristo viejo, grano de oro, cusumbo, chepo, veterina, la sorra, los medallas y muchos más que a la vez que hacían sus desafueros, se iniciaban en el manejo de vehículos, para con el correr del tiempo, posesionarse como los nuevos conductores del transporte de carros de escalera. Esa caterva de antisociales rodaba por la carretera que conduce a Medellín, puestos por primera vez un par de zapatos a la velocidad de la luz, haciendo sonar la sirena, cuando pasaban enfrente de la que próximamente sería la madre de sus hijos.      


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