MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 20 de agosto de 2014

TEATRO GLORIA



Teatro hoy bodega de escombros

Copacabana con sus muchos años encima, no pasaba de ser un pueblo adormecido, casi olvidado por la administración departamental; un villorrio al que llegaban alcaldes mediocres que poco o nada hizo durante la administración. Sus gentes permanecían soñolientas abrazadas a las costumbres ancestrales; trabajo arduo en los campos y en el pueblo, a unas pocas factoría. Las mujeres dedicadas a los oficios domésticos y unas cuantas a echar pedal en las máquinas de coser, en la elaboración de ropa de trabajo. La diversión era casi nula, quizás por ello, los rostros era huraños. En esa monotonía, pasaban los días que formaban años. ¿Algo debían de tener que los alegrara? Sí. El fútbol dominical y el teatro Gloria todas las noches y las tres funciones los domingos: matiné, vespertina y noche.   
En el tiempo de la niñez fue administrado por don Jesús Molina, rector de la escuela y más adelante  don Ramón Fonnegra. Llegó a tener varios operadores el proyector de películas, toto, uno de sus hijos, el “mister” y Horacio el cabezón, homosexual que jamás conoció el “sacrificio” de ponerse un par de zapatos y quien tampoco se distinguió por sus encantos físicos. Al pobre Horacio, se le venía todo el público en diatribas, cuando las viejas cintas cinematográficas que llegaban en estado calamitoso, se reventaban en el momento que el galán iba a besar a la bella doncella. Silbidos, golpes en las bancas, ‘hijueputazos’ de los ayudantes de carros (plaga infernal); gritos de “soltá la llanta”, queriendo decir con esto, que dejara quieto al muchacho, que opinaban, podría tener amacizado. El embrollo se calmaba, cuando prendían las luminarias por el temor de ser detectados de las personas de bien, que acudían al grotesco espectáculo, en que las damas, se santiguaban horrorizadas, prometiendo no volver nunca. Pero como de buenas intenciones están llenos los infiernos, cuando en la cartelera anunciaban la película de Mario Moreno “Cantinflas”, las filas se hacía interminables compuesta por distinguidos señores y damas encopetadas, que querían solazarse un buen rato, aunque detrás en la hilera, estaban los ayudantes de carro dispuestos a no perdonar al ‘cabezón’.


Antiguo kiosco de Copacabana

En esa sala de cine, nacieron grandes amores y coqueteos voluptuosos que terminaban en las mangas de la quebrada Piedras Blancas. Allí, se llevaba a cabo, los actos públicos de las escuelas y el colegio San Luis en la entrega de libretas. Niños que salían igual que la Dolorosa en un mar de lágrimas y quienes, abrazaban hasta el perro. Grandes cantantes de la época, dejaron plasmada su huella sobre el escenario: Andrés Falgas, Olimpo Cárdenas, Julio Martel, Amparito Jiménez y otros más, que hicieron suspirar a una generación de parroquianos, que se acostaban temprano para madrugar a trabajar.          


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