MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 7 de enero de 2015

RECUERDO DE MIS PERROS


Pacho mi penultimo compañero

Fue algo cómo un signo con el que llegué al mundo el amar la naturaleza. Me encantaba el verdor de las cosas que rodeaban la vida, el olor a tierra, era un bálsamo a los sentidos; el correr del agua incitaba a empaparme en un echo de purificación. Absorbía mi mente la altura de las cordilleras con su majestuosidad, que hacía ver la pequeñez del hombre y gozaba viendo las casas de los campesinos con sus humeantes chimeneas, aferradas a las laderas, en su afán de no rodar al abismo. Se soñaba haciendo parte de la siembra y recolección del producto de los arados, compartir con ellos, las tardes frescas entonando bambucos mirando hacia la lontananza la separación del día, cuando la noche lo cubre con su manto, mientras van pasando la pepas del rosario. Se sentía atraído, por todo aquello que hacía parte de la estampa campesina con sus árboles atiborrados de frutos, descanso de aves que engalanaban de trinos sus ramas; se sentía enamorado de la belleza de las flores silvestres que recogidas paraban en las trenzas de la belleza ingenua de mujeres enamoradas del viento. Se extasiaba viendo el corretear de los caballos y la alegría de los conejos. Aquello, le expandía el alma.
Pero la máxima atracción a los sentidos, estaba en la gratitud de la amistad de los perros. Acaso tendría 3 años de edad, cuando le ‘robó’ a un vecino la mascota, lloraba para que no sé la quitaran.

Mis últimos grandes amigos

El padre conmovido por la angustia del hijo, se dio a la tarea de comprarle un cachorro. Cualquier día en el bolsillo del saco, llegó su primer canino; después de él, siguieron muchos convertidos en sus compañeros inseparables; sentía en cada una de las actitudes, el desbordamiento de un amor sin ventajas; ellos le pertenecían y él para ellos, en el oasis refrescante al que acudían para hallar recompensa. Uno tras otro fueron pasando, sin que ninguno fuera olvidado. En la memoria han quedado como el daguerrotipo de la gratitud, que el hombre, en su afán de poder a desconocido, para morir sin dar ni recibir amor.
 
         

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