MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 19 de agosto de 2015

LOS APAGONES


Tesoros de la naturaleza

Transcurría la calenda del año 1945 en adelante. El Sitio de la Tasajera (Copacabana), era proveída de electricidad, por Fabricato; empresa dedicada a los textiles, que tenía su asiento en la vecina población de Bello. La capacidad de los motores, no era lo suficiente para que el alumbrado fuera persistente y cuando menos pensaba, llegaba la oscuridad. Poco, las amas de casa, hacía sus comidas con energía; los fogones de hulla estaban en todas las cocinas, los había de carbón de piedra que inundaban de humo el ambiente y los de leña, que eran comprados por bultos a los campesinos que bajaban desde la montaña ennegrecidos por el tizne. Cuando el repentino y repetitivo apagón afloraba, nada se descomponía, no había neveras, ni estufas, hornos; los ayudantes de las madres, eran su dedicación al hogar y el amor por la familia; para planchar, estaban diseñados los aparatos para ser calentados por el tizón extraído del fuego, que rechinaba sobre las tres piedras que sostenían con ternura las ollas de donde sobresalían las patas escarbadoras de suculenta gallina, plato apetitoso que aromaba el ambiente del lar, arropando  la mesa en un ambiente de cordialidad y respeto. Era el ciclo en que las velas, amortiguaban las sombras de la oscuridad, colocadas estratégicamente en cada habitación, empotradas en bellos candelabros de peltre; encendidas formaban siluetas fantasmales.

Hojas vivas

La chiquillería se tomaba el parque, con aquello juegos de otrora, en que desarrollaban la mente, el cuerpo y fortalecían la amistad; no había lugar vetado para ellos, cuando más disfrutaban aparecía el corte, los bombillos se negaban a resplandecer, la visibilidad se acortaba y la gritería salida de la garganta de los niños exaltaba la felicidad; no tomaban el instante como un inconveniente, por el contrario, era el momento supremo para alcanzar la felicidad, recreándose con las tinieblas. Por las negruras, se sentía el corretear los pies ligeros, el transpirar de unos cuerpos sudorosos, una mano pequeña que golpeaba la pared y la exclamación: liberto.           


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