MÚSICA COLOMBIANA

ASÍ ESTAREMOS HOY.

miércoles, 10 de agosto de 2016

DECAÍDA


Soledad

Habían sido muchas las circunstancias para llegar a ser habitante de calle.
Desde las colinas, se desplegaba el manto negro de la noche. Los bombillos de los barrios de la periferia titilaban; sabía que en uno de ellos, estaban sus seres queridos. Caminaba despacio para no terminar con los maltrechos zapatos. La ropa pesaba, las capas de mugre le imponían mayor esfuerzo. La ciudad era toda suya. La ciudad nocturna pasaba ante la lente de sus ojos, con depravaciones, crímenes y desamparo.
Cada paso dado, le mostraba la soledad; cada mirada, se perdía en la opulencia de los de allá, de esos fuera de su círculo. Conocía cada bar, taberna, restaurante y cafetería; sabía dónde daban y que lugar lo arrojaban más lejos de lo que ya estaba.
Poco a poco las calles eran abandonadas por los asiduos noctámbulos, que encubrían sus depravaciones con el velo culpable de la oscuridad; estaba enterado que muchos obraban engañosamente a la luz del día.
Las luces del stop de los vehículos se reflejaban en el pavimento, como grandes charcas de sangre. Sirenas de patrullas policiales y de ambulancias golpeaban los oídos; lejos se escuchaban los ecos de tiroteos a los que jamás ha podido acostumbrarse, lo mismo, que al abismo de ‘arenas movediza’ al que a mala hora por curiosidad entró. Estaba próximo a llegar a aquel lugar en que unas manos arrugadas y temblorosas, le brindaban con amor un ‘tinto’ que calentará la enferma anatomía. La viejecita tenía entre plásticos la venta de café. Ningún lazo familiar; los unía el dolor del abandono. 
 





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