NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
A mala hora nos hemos
venido acostumbrando a las noticias perversas. Nos insensibilizamos. Nada
importa el mal que ocurre, pudo más la degradación de los sentimientos.
Empezamos a enseñar a los hijos el modo de hacer dinero y se olvidó la forma de
infundirles la palabra AMOR. Un crimen, la violación, el robo, una extorsión;
la corrupción en las clases altas y dirigentes del país, es comidilla diaria,
con la aceptación de cada uno de nosotros que todo eso nos parece normal.
La última estadística
de medicina legal habla de 492 homicidios de ancianos en el país en el 2012. El
anciano en casi todas las culturas es un ser reverenciado, es la figura digna
de emular; la cajita de experiencias emblanquecida de cabellos canos, ojos
fatigados recostados al bastón del saber por conocimiento propio. Estatua
viviente del respeto.
Generación envilecida
por la droga y crianza permisiva. El “cucho”, es un comodín en el juego del
irrespeto, es la cosa que se utiliza para fines perversos, como aprovechamiento
de la incapacidad de defenderse, para ser violados sexualmente. Se recuerda que
hubo unas ciudades en la antigüedad, que por degeneración desaparecieron de la
fase de la tierra. ¿Estará muy lejos nuestro castigo?